domingo, 30 de octubre de 2016

Rituales en la Pitecusa Euboica


Gracias a las diferentes campañas de excavación desarrolladas en la necrópolis de San Montano, los investigadores han atestiguado que durante los cincuenta años que dura este periodo euboico, son cinco los tipos de rito fúnebre realizados:
·         Inhumaciones en tumbas de fosa con piezas de ajuar.
  • ·         Inhumaciones en ánforas (enchytrismoi).
  • ·         Inhumaciones en tumbas de fosa sin piezas de ajuar.
  • ·         Cremaciones bajo túmulo con piezas de ajuar.
  • ·         Cremaciones bajo túmulo sin piezas de ajuar.

Como observamos, solo en tres de estos cinco ritos se realizan ofrendas o se depositan piezas, siendo un total de 1.662 las encontradas, siendo entre ellas más común las inhumaciones que las cremaciones. Dentro de todos estos ritos fúnebres, gracias a los diferentes exámenes realizados a esqueletos y dentaduras se ha podido establecer una serie de normas generales. De este modo el rito de inhumación con piezas de ajuar se reserva para niños jóvenes de ambos sexos, mientras que las cremaciones con o sin piezas de ajuar parecía estar destinado a una población mucho más madura. (RIDGWAY. D, 1997: 68).
Antes de realizar una descripción de las piezas más relevantes encontradas en las excavaciones, es necesario describir brevemente los propios ritos fúnebres. El rito fúnebre de los habitantes adultos de Pitecusa por lo general era la cremación de los cadáveres junto con los objetos ofrendados que serán enterrados junto con las cenizas del difunto. De donde se encuentra hoy en día la ustrina, conocido para nosotros como crematorio, no se tienen pruebas claves, pero es posible que estos ritos cargados de religiosidad se realizaran en un lugar determinado, a pesar de que las piras funerarias podían ser situados donde se deseara. [1] Tras la incineración de cadáver, las cenizas, conforme dice el rito eran apagadas con vino antes de ser depositadas en una fosa de poca profundidad con una forma más o menos circular.
Como se manifiesta en el principio de esta entrada, el otro rito era el de la inhumación de los cadáveres, siendo algo común en adultos, pero son acompañamiento de piezas, siendo el ajuar más rico en los casos de enterramiento infantil tanto en fosa como en ánforas. (RIDGWAY. D, 1997: 71).
Escogeremos para comentar los ritos de carácter infantil. Ya que es enorme el número de enterramientos infantiles, dejando claro de este modo el alto nivel de mortalidad infantil durante el siglo VIII. Los jóvenes lactantes fallecidos eran introducidos en ánforas, sustituidos a veces por simples vasijas de cocina (chýtra), dando origen al término de enchytrismós, empleado con frecuencia para designar este rito. 
Lámina 1. Pitecusa, necrópolis de San Montano. Túmulos de
cremación en proceso de excavación
Los fetos o los jóvenes eran depositados por la boca del ánfora en la mayoría de los casos, pero si estas no eran del tamaño adecuado se recurría a otra entrada. Se realizada así en la zona más ancha del recipiente una ventanilla por la que fueran introducidos, colocando posteriormente en su sitio el material cortado, aunque en otras ocasiones no eran tan cuidadosos y preferían colocar un trozo de ánfora de mayor tamaño. Esto última era igual en el cierre de la tapa principal de la vasija, a menudo cerrada con una piedra o con un cascote. Finalmente, el ánfora era depositado en la fosa. En cuanto a los niños mayores o adolescentes, estos eran enterrados en fosas rectangulares. Junto a los cadáveres eran depositados los objetos del ajuar si los tuvieran, todo ello dentro de un ataúd de madera que sería cubierto por tierra. Después, Ridgway argumenta que es posible todos estos enterramientos fueran señalados con piedras, desarrollando así túmulos que se han ido en ocasiones pegando unos a otros, manifestando así que los conjuntos funerarios podían ser pertenecientes a una unidad familiar, creando así parcelas de propiedad, algo que el directo de las excavaciones Giorgio Buchner deja claro en una de sus descripciones. (RIDGWAY. D, 1997: 74-75)[2]

Los hallazgos
Son cuantiosos los descubrimientos llevados a cabo en las excavaciones de San Montano entre 1952-1961, en este apartado describiremos lo más relevantes y que son celebres dentro de los objetos del periodo euboico. Uno de los más importantes es una kotýle importada de Rodas, situada en una tumba de un joven de 10 años. Esta pieza esta ricamente decorada con tres líneas de texto en verso colocadas en la pared exterior, siendo la segunda y la tercera hexámetros épicos. “El texto en cuestión, que constituye un desafío jocoso a la famosa del anciano y prudente Néstor, homérico soberano de la arenosa pilos, reza así”: 

Lámina 2. Inscripción métrica de kotyle de la tumba 168


La copa de Nestor era sin duda óptima para beber, más de aquel que bebiere de esta otra, se apoderara al punto el deseo de Afrodita de hermosa corona.


Esta inscripción es no solo uno de los ejemplos más antiguos de escritura griega posmicénica de todo el mundo helénico que ha llegado hasta nosotros, sino también el primer fragmento conocido de poesía de los tiempos de Homero que se ha conservado en su época original. (RIDGWAY. D, 1997: 80)
De este fragmento poético pasamos a uno pictórico. Encontramos así una cratera de fábrica local pitecusana donde se refleja un naufragio. Esta obra es el ejemplo más antiguo de pintura figurativa sobre cerámica que se haya encontrado en Italia. Su dibujo muestra un barco volcado que conserva su remo de gobierno. Los marineros caen al mar donde se muestra la tragedia, siendo devorados por un pez gigante, el cual ya tiene entre sus fauces la cabeza de uno de ellos.

Lámina 3. Escena pintada en una cratera loca. "El naufragio de Pitecusa"

Fue en la primera seria de excavaciones el momento de hallar estas obras, pero la segunda campaña no fue menos, encontrando entre otras piezas una hermosa lékythos pintada, decorada con un árbol sagrado flanqueado con dos machos cabríos rampantes. No olvidemos que también gracias a estas excavaciones se han descubierto decenas de arýballoi, jarritas en las que se depositaban ungüentos perfumados. Un número ingente de cerámicas son las que han aparecido, de las cuales no podemos hablar por separado ya que la magnitud del escrito sería enorme.

Lamina 4: a la inzquierda Oinochóe local de la tumba 490. En el centro, arriba, pequeña lékythos cónica, abajo, arýballos. A la derecha, lékythos fenicia.

En los enterramientos de San Montano no solo la producción cerámica es un elemento destinado al ajuar de los difuntos, sino que también han sido numerosos los hallazgos de amuletos y pequeños adornos realizados en diferentes materiales, la mayor parte de ellos destinados a inhumaciones de niños o de recién nacidos. Estas piezas tenían diferentes procedencias, al igual que las numerosas cerámicas, siendo el próximo oriente el más habitual.
Como mención espacial en este caso, podemos hablar de unos sellos escaraboideos incisos sobre serpentino rojo o verde. Estos pertenecen a la variedad fabricada en Siria septentrional o en Cilicia y que se conocen como el “grupo del tañedor de la lira”. Estas piezas no solo han sido encontradas en San Montano, sino que el mundo helénico parece está plagado de su presencia, haciendo aparición en lugares tales como Tebas, Delos, Paros, Creta, Corinto o Esparta entre otros.  (RIDGWAY. D, 1997: 82-90)
La elección de los objetos realmente únicos que acabamos de mencionar resultan claros ejemplos de las relaciones que Pitecusa mantenía con diferentes culturas durante el periodo que comprendemos, enriqueciendo con ello su acervo material. Queda patente esta relación con el elemento indígena a través de los diferentes adornos personales, realizados en plata, bronce o hierro, piezas halladas en muchas de las tumbas. Dentro de este panorama encontramos fíbulas, brazaletes o colgantes coetáneos, provenientes de lugares como Etruria.
Todos estos ricos descubrimientos arqueológicos, colocados en diferentes tumbas, unido a la anteriormente comentada disposición de los túmulos cubiertos de tierra y piedras, hace pensar a los investigadores que dentro del conjunto de las unidades familiares es posible que se manifestara una clara estratificación social en la Pitecusa euboica. Pero los datos obtenidos, a pesar de manifestar esta estratificación social, no son concluyentes en cuanto a observar una elite inmediatamente reconocible. (RIDGWAY. D, 1997: 94-104)

Bibliografía
  • - RIDGWAY. D, El alba de la Magna Grecia, Crítica, Barcelona, 1997. 

Alejandro Sastre Laso






[1] Es interesante saber que, durante el transporte a la necrópolis, las cenizas y los objetos cremados eran transportados juntos lo que en ocasiones concluía en que ciertos fragmentos se perdieran, apareciendo de este modo descontextualizados de su verdadero lugar de descanso. (RIDGWAY. D, 1997: 70)
[2] Estos túmulos en ocasiones se han colocado sobre otros ya existentes más antiguos. 

viernes, 28 de octubre de 2016

La incalculable herencia euboica: Eubea, Pitecusa y la helenización de Occidente


Para entender las principales especialidades y cualidades de las que disfrutaría la colonia de Pitecusa primero hemos de observar con detenimiento el desarrollo de la metrópolis, la isla de Eubea y es que Eubea disfrutará de un destacable desarrollo a finales del s. IX a.C. La polis de Eretria tenía un centro especializado en la producción de metales como objetos de lujo fabricados con bronce y trípodes (para ofrendas en templos), mientras que las excavaciones en la otra gran ciudad, Calcis, han confirmado una tendencia a la especialización en la metalurgia con hierro en toda la isla (D’Agostino, B. ,1985: 210). Este elevado nivel de artesanía en comparación con otras zonas del Hélade convirtió a la isla y sus ciudades en un importante punto de valor comercial.

Los mercaderes eubeos, en este dinamismo mercantil se convirtieron en intermediarios no solo de la producción insular de zonas e islas próximas llegando a alcanzar una zona de actividad que irá desde el Mediterráneo Occidental, con la colonia de Pitecusa y las costas etruscas hasta el Levante Mediterráneo, en el emporia de Al Mina creado por los mismos mercaderes eubeos en el 825 a.C., enclave que les daría un gran y fácil acceso a las preciadas mercancías orientales.


Distribución de skiphoi con semicirculos de producción euboica en la costa del Levante Mediterráneo (Ridgway, 1997: 212)

Durante este auge comercial se harían con el control de Corfú, que como bien explica D’Agostino:

“Corfú era la porta dell’Occidente e schiudeva la possibilità di avventurarsi lungo le coste de Salento o invece di raggiungere il capo Zefiro e lo stretto risalendo poi alla volta di Pitecusa.” 
(D’Agostino, B. ,1985: 211)

De hecho la decadencia comercial de Eubea comenzará con la pérdida de Corfú contra la pujanza comercial de Corinto (734-733 a.C.) y la fundación de Siracusa por estos mismos. Paralelamente en la isla surgirán conflictos entre las polis sumiéndola aún más en una mayor crisis política, económica y social. Esta crisis producirá un gran cambio del panorama comercial en el Mediterráneo, dando paso a la hegemonía mercantil corintia (aspecto que se tratará en una futura entrada sobre Siracusa y Corinto), pero sin hacer desaparecer la influencia euboica.

En este escenario comercial que se acaba de mostrar, Pitecusa ocupaba una papel cuasi protagonista, siendo un puerto seguro para alcanzar los potenciales y ricos mercados de Etruria, especialmente por la riqueza mineral de estos territorios (que contrasta con la pobreza minera de la Hélade), pero también al ser uno de los pueblos itálicos más avanzados política, social-económica y culturalmente tenían una mayor demanda de bienes de consumo y lujo, a la vez de una oferta comercial más rica e interesante. Esta estratégica situación además de sus puertos naturales, ha hecho pensar a muchos autores [como D’Agostini (D’Agostini, 1985: 228) o Ridgway (Ridgway, 1997: 125-128)] que el objetivo de su fundación fue comercial (como emporia), sin embargo los estudios más modernos señalan que esta debió ser la clásica fundación colonial o  apoikía (Dominguez-Monedero, 2001). Este ultimo aspecto es presentado con mayor profundidad en la entrada de esta semana de C. Rubio.

Pitecusa funcionará perfectamente como un centro de redistribución de las mercancías eubeas ya fueran provenientes de Occidente (como los metales etruscos) u Oriente (productos levantinos/sirios). Las cerámicas griegas o de estilo griego tan comunes en las tumbas etruscas, especialmente en la zona de Veio, son eubeas o de imitación o influencia de estos. Incluso las piezas orientales encontradas en Etruria pasaron por manos de comerciantes eubeos y por fuerza por los puertos de Pitecusa.

Piezas encontradas en necrópolis etruscas, de producción local, que imitan el estilo euboico  (D’Agostino, B. ,1985: 225) 


Copas chevrois (arriba) y skýphoi (abajo) todas halladas en las necropolis de Veio, Etruria.  (Ridgway, 1997: 163 y  D'Agostino,  1985: 222)  

La colonia no tuvo un papel pasivo en este comercio, desarrolló una gran producción artesanal gracias a la herencia de conocimiento de las metrópolis de Eubea. Una de estas herencias artesanales, y probablemente la más exitosa para el comercio de ese área fue la artesanía metalúrgica que como hemos visto en la anterior entrada de M. Ruiz Vega, se han encontrado algunos  de los complejos industriales/artesanales de la zona suburbana, además de restos de estas mismas producciones, destacándose las fíbulas y una pesa de estatera euboico-ática (de 8,72 gr) que serviría para pesar metales preciosos (Ridgway, 1997: 119) pudiendo así determinar cantidades para la producción de fíbulas y otras mercancías de orfebrería. Estas piezas y sus estilos bien acabados, gracias a la gran técnica eubea, debieron generar gran demanda entre los pueblos itálicos.

Resto de fíbula y cerámica encontrada en los niveles del complejo industrial de Mezzavia (Ridgway, 1997: 121)

Los numerosos restos cerámicos encontrados tanto en la necrópolis, el basurero de la acrópolis y el complejo industrial (de nuevo, me remito a la anterior entrada de M. Ruiz Vega) demuestran que los elementos cerámicos tuvieron una alta importancia dentro de la economía de la colonia, tanto importada como producida localmente. Los productos de los alfareros eubeos emigrados descubiertos en Pitecusa sufrieron en mayor o menor medida la influencia de los estilos habituales de Corinto y Atenas (aunque esta tendencia también ocurrió paralelamente en Eubea) e incluso orientales. Esto hizo surgir preciados estilos locales con mucha personalidad y, para Ridgway, “a veces incluso un tanto extravagantes” (Ridgway, 1997: 121-122 y 127).

Entre los restos anteriormente mencionados se han encontrado numerosos restos provenientes de Oriente, concretamente centenares de amuletos y pequeños adornos encontrándose buena parte de estos en los enchystrismoí de recién nacidos o en inhumaciones en fosa de niños, destacándose los escarabeos y sellos. Asimismo Pitecusa es el yacimiento griego en el que más escarabeos de porcelana de tipología egipcia se han encontrado.

Sellos de escarabeos. A la izquierda uno encontrado en Pitecusa; a la derecha otroencontrado en Falerii (Etruria) (Ridgway, 1997: 162)
Esta excepcional situación nos hace teorizar que no solo nos encontramos ante unas amplias redes comerciales, sino que, como F. De Salvia afirma, esto demostraría la “unión comercial y cultural” (Ridway, 1997: 88 cit. De Salvia, F. “I reperi di ripo egizio di Pithekoussai: problemi e prospective”, en Contribution, pp. 87-97) que unía el empórion de Al Mina con la colonia euboica al adoptar no solo elementos materiales (algunos imitaciones levantinas) sino también rituales y aspectos culturales. De hecho, no es de extrañar que tengan claras evidencias, no solo de estas estrechas relaciones comerciales con Oriente sino también de la presencia de algunos residentes orientales en la colonia (Ridgway, 1997: 140).

La concentración de objetos y conocimientos artesanales tan variados hizo que Pitecusa produjera diversos tipos y estilos de mercadería según la demanda Etrusca, incluida gran parte de la producción del periodo orientalizante etrusco.

Otro interesante aspecto comercial que resalta la complejidad de las redes y relaciones de esta colonia es el de la obtención de metales. La isla de Ischia, de tipo volcánico, carece por completo de suministros suficientes para abastecer las producciones metalúrgicas locales, especialmente de metales como el oro y la plata. Muchos autores han teorizado sobre las fuentes, se ha hablado de la Iliria Meridional (de gran interés para los mercaderes euboicos); otra, relativamente cerca es Cerdeña y con demostrados contactos comerciales (cerámica eubea probablemente producida en Pitecusa). Una teoría presentada por B.B. Sheldon, y bastante aceptada, es que los que abastecían de plata a los orfebres de Pitecusa eran los fenicios provenientes de las ricas tierras de Tartesos y Cerdeña.

Mapa principales extracciónes metaliferas en Etruria y Elba.

Otros elementos como el cobre y el estaño, para la producción de bronce, probablemente los obtuvieran de la isla de Elba y sobre todo de los núcleos metalíferos bajo control etrusco. Todo este transporte requería una importante mano de obra, especialmente si este debía ser regular para que se consiguiera una cierta rentabilidad comercial (más aún si sumamos la tala para alimentar las forjas con madera). Estos procesos de extracción en Etruria y Elba y el envío de los metales a nodos comerciales se mantuvo, probablemente de forma casi idéntica, hasta época romana tal y como señala Diodoro sobre las extracciones en Elba:

“posteriormente [los lingotes] son comprados, a cambio de dinero o mercaderías, por mercaderes, que las transportan a Dicearquia [Puteoli=Pozzuoli] o a otros centros comerciales, donde hay personas que adquieren el cargamento y que, con la ayuda de una multitud de artesanos del metal que previamente se han encargado de reunir, continúan su elaboración y fabrican objetos de todo tipo y forma” 
(Diodoro Sículo, V, 13).

Para Ridgway las pocas zonas por ahora excavadas ya han demostrado de forma suficiente la importancia de Pitecusa en el s. VIII a.C.  Como cuartel general en Occidente de una vasta red comercial euboica además de importante centro industrial; sin embargo estos restos no serían más que la “punta del iceberg” del total de la complejidad pitecusana (Ridgway, 1977: 127-128).

Por todos estos factores, además de la diáspora de artesanos que se expandió desde Pitecusa (D’Agostini, 1985: 228) podemos hablar de Pitecusa como un brillante motor de helenización de la zona del Tirreno y elemental para la aparición de la cultura orientalizante en Etruria. Irónicamente esa posición como motor de helenización sería heredada a su vez por Cumas (otra colonia eubea) tras el abandono de Pitecusa a causa de duros terremotos hacia el 720 a.C.


Bibliografía:

D’AGOSTINO (1985):”I paesi greci di provenienza dei coloni e le loro relazioni con il Mediterraneo Occidentale”, Pugliese, G. (coord.) Magna Grecia, Electa, Milano, 209-244.

DOMINGUEZ-MONEDERO, A. (2011): "The origins of Greek colonisation and Greek polis: some observations", Ancient East and West. Vol. 10, Leuven, 195-207.

DUNDABIN, T.J. (1968): The Western Greeks: The history of Sicily and South Italy from foundational of the Greek colonies to 480 B.C, Oxford Universiy Press, Oxford.

GRECO, E. (1985): “Topografia archeologica della Magna Grecia”, Pugliese, G. (coord.) Magna Grecia, Electa, Milano, 245-264.

PUGLIESE, G. (coord.) (1985): Magna Grecia, Electa, Milano.

PUGLIESE, G. (coord.)(1996): Magna Grecia: Lo svilupo político, sociale ed económico, Electa, Milano.

RIDGWAY, D. (1997) El alba de la Magna Grecia, Crítica, Barcelona.

Recurso Web: 
http://www.pithecusae.it/colonia1.htm


Carlos Palacín



miércoles, 26 de octubre de 2016

Pitecusa: El primer establecimiento griego de Occidente

El primer asentamiento estable de los griegos en Occidente lo establecieron los eubeos en Pitecusa, colonia en la que nos centraremos en esta entrada. Este fenómeno colonizador griego que tuvo lugar durante los s.VIII a.C. – s.VI a.C., el cual supuso la aparición de un nuevo entramado urbano a lo largo del Mediterráneo Occidental, a través de la fundación de nuevas colonias de origen griego (Cerchiai et al. 2002: 11 – 12 – 22).

El término que los griegos usaban para designar una colonia era apoikia, que expresaba la idea de trasladarse a buscar un nuevo oikos (hogar) en un lugar diferente al originario. A. Domínguez Monedero (2001: 97) afirma que es importantísimo entender este concepto desde la perspectiva de los propios griegos, ya que el término que nosotros utilizamos para hacer referencia a este proceso, como son “colonización” y “colonia” en nuestra lengua tienen unas connotaciones determinadas que distan mucho de las que caracterizan a este fenómeno (Domínguez Monedero 2001: 97 - 98).

Las apoikia nacían como nuevas ciudades, las cuales tenían autonomía política y sus propios ciudadanos. La polis de la que emigraban era la metrópolis, de la que se pretende reproducir las formas de vida. Estos nuevos establecimientos eran totalmente independientes de la polis original, con la que, por supuesto, mantenían relaciones estrechas, pero siempre respetando la autonomía de cada una (Boardman 1975: 172; Cerchiai et al. 2002: 12 -13).

La cuestión  de porque los colonos griegos se asientan en un lugar y no otro, es algo que todavía no está resuelto, pero se entiende que estos nuevos pobladores buscaban lugares que fueran estratégicos, fáciles de defender, áreas donde desarrollar y controlar rutas comerciales, así como territorios con buenos terrenos para cultivar y así poder mantener a la comunidad (Boardman 1975: 171 - 172).

Las causas que propiciaron estos movimientos de población son variadas y cambian dependiendo de la región de la que emigran. Por un lado, están los conflictos con miembros internos de la misma comunidad, los cuales generan desequilibrios sociales. Esto hace que la metrópolis, para evitar una crisis mayor, proporcione la salida de una parte de la población, que por algún motivo no era admitida, o por ser tiranos, como sucedió en la colonia de Tarento (para conocer más aspectos de esta colonia consultar las entradas anteriores) (Domínguez Monedero 2001: 103 – 104).
También, tenemos que destacar el problema agrario. La base fundamental de esta problemática es la falta de tierras para ofrecer trabajo y alimento a una población que había crecido exponencialmente. La única solución consistía en trasladarse a otro lugar que tuviera buenas tierras de cultivo, las cuales pudieran cubrir las necesidades y ofreciera recursos suficientes para la comunidad (Hidalgo de la Vega et al. 2008: 103).
La última razón de estos traslados son los intereses comerciales, como es el caso de las ciudades eubeas, las cuales ya se habían establecido en los mercados y zonas del Oriente Próximo. De esta manera, a principios del s.VIII a.C. decidieron trasladarse hacia el Mediterráneo Occidental, donde fundaron la  apoikia de Pitecusa. Las causas que propiciaron el asentamiento en esta zona fue su posición, que permitía establecer relaciones comerciales con otras áreas, como Etruria. En sus primeros años Pitecusa desempeñó la función de puerto franco (Boardman 1975: 171 -172; Ridgway 1997: 145 – 146).

Eubea y el Mediterráneo
(Ridgway, D., El alba de la Magma Grecia, pág: 27)
Pitecusa se caracteriza por ser el primer establecimiento griego de carácter colonial de Occidente. Está ubicada en el municipio de Lacco Ameno, en el extremo noroccidental de la actual isla de Ischia (Golfo de Nápoles) y las intervenciones arqueológicas han atestiguado, a  través de los hallazgos de vasos micénicos, la presencia de población protohistórica, anterior a la llegada de los eubeos, la presencia e influencia de los cuales también ha sido patente gracias a la presencia de skyphos con chevrons o vasos para beber, las cuales son producciones propias de Eubea  (Ridgway 1997: 15 – 16 - 18 - 38 - 47).

Ejemplos de Skýphoi 
(Ridgway, D., El alba de la Magma Grecia, pág: 163)
Los conocimientos que se tienen de este primer periodo euboico en Pitecusa son bastante limitados. Las fuentes clásicas solo hacen breves y vagas referencias sobre Pitecusa, hecho que no permite conocer por ejemplo el okistes que dirigió la expedición y la posterior fundación, ni la metrópolis de esta colonia aunque David Ridgway (1997:31) piensa que podría ser Lefkandi, hipótesis que se deberá confirmar en futuras investigaciones.  A través de Estrabón (V, 5.9) conocemos que los colonos que se establecieron en la nueva apoikia procedían de Eretria y Calcis, dos de las principales regiones de Eubea (Tesalia) (Cerchiai et al. 2002: 36; Ridgway 1997: 31- 48).
Tampoco, está claro el momento preciso en que comenzó la presencia eubea en dicha colonia, aunque a través de las fuentes se conoce que estos colonos llegaron en un momento anterior a la mitad del s.VIII a.C., pero gracias a los hallazgos de restos cerámicos se ha podido establecer la fecha de fundación alrededor del 770 a.C. Los estudios arqueológicos en las áreas de la necrópolis del valle de San Montano; el vertedero de la Acrópolis (Scario Gossetti); y el barrio metalúrgico de la zona de Mazzola, se ha podido observar que Pitecusa alcanzó una gran importancia alrededor del 750 – 725 a.C. momento en que estos espacios estaban en pleno funcionamiento (Ridgway 1997: 59 – 145 -146). 


Pitecusa y las zonas excavadas(Ridgway, D., El alba de la Magma Grecia, pág: 56)
Seguidamente, cuando los colonos se establecieron en el nuevo territorio lo llamaron Pithekoûsai. Alrededor del origen del topónimo de esta colonia hay diversas hipótesis. El autor clásico Xenágoras  afirmaba que el nombre de Pitecusa derivaba de píthekos , que en griego significa mono, de esta manera relacionaba esta etimología con la presencia legendaria en Ischia de los Cercopes (son dos hermanos hijos de Océano y Tía que eran unos bandidos, tramposos y mentirosos, a los cuales Zeus por sus fechorías los transformó en monos). La visión de Plinio es un tanto distinta y la más seguida por los arqueólogos, el cual propone que el nombre de Pitecusa procede de las fábricas de ánforas o tinajas, que en  griego se llama pithoi. La tercera posibilidad y la que parece más plausible es la que afirma que Pitecusa sea la forma helenizada de un topónimo indígena, hecho muy habitual en zonas de puerto e islas, donde los marineros y mercaderes adaptaban los nombres de los lugares a los que iban a su lenguaje (Ridgway 1997: 54 – 55).

Finalmente, Estrabón (V, 5.9) en sus textos cita que en la ciudad de Pitecusa suceden grandes erupciones volcánicas y terremotos que fueron los hechos desencadenantes del abandono del territorio por parte de los eubeos en el 700 a.C. En la actualidad, se conoce que los hechos definidos en las fuentes son compatibles con la estructura geomorfológica de Ischia, aunque en la antigüedad estos fenómenos naturales se vincularon con el mito del gigante Tifoeo, el cual según la leyenda se encontraba  aprisionado debajo de la isla, y con el objetivo de liberarse de sus cadenas  se movía, como resultado de dichos movimientos tenían lugar estos desastres naturales (Boardman 1975: 176; Ridgway 1997: 47 – 59).


Bibliografía

Boardman, J. (1975) Los griegos en ultramar: comercio y expansión colonial antes de la era clásica, Madrid.

Cerchiai, L.; Jannelli, L.; Longo, F. (2002) The Greek Cities of Magna Graecia and Sicily, Los Ángeles.

Domínguez Monedero, J.A. (2001) La Polis y la expansión colonial griega (siglos VIII-VI), Madrid.

Hidalgo de la Vega, M.J.; Roldán, J.M.; Sayas, J. (2008) Historia de la Grecia Antigua, Salamánca.

Ridgway, D. (1997) El alba de la Magna Grecia, Barcelona.



Cristina Rubio Vicens

La ocupación de Pitecusa: "basura", trabajo y muerte

La colonia de Pitecusa, emplaza al NW de la isla de Ischia, en el actual municipio de Lacco Ameno, ha sido objeto de interés por parte de los investigadores desde el siglo XVIII, época en la que se identificó la presencia del yacimiento. Un siglo después, es Julius Beloch quien identifica Pitecusa como una colonia asentada en el llamado Monte di Vico desde el s. V a.C. Incluso a principios del s. XX Paolo Orsi muestra interés por el yacimiento, instando a los investigadores que excavaran el prometedor enclave. Sin embargo, no es hasta 1952 que dieron comienzo los trabajos arqueológicos de mano del profesor Giorgio Buchner, cuyos trabajos en la isla siguen siendo referentes para su época (Ridgway, 1997: 59).

Arqueológicamente, gracias a la aparición de fragmentos de copas del Geométrico Medio tanto en la necrópolis así como en un basurero, se sitúa la primera ocupación de la colonia hacia el 770 a.C. (Domínguez-Monedero, 2013: 423). El propio David Ridgway afirma que en Pitecusa existía un cierto grado de organización social y urbana ya a mediados del s. VIII, según menciona Domínguez-Monedero (2011: 199), pero parece improbable que el concepto de polis fuera tan tempranamente exportado a las colonias sin la presencia de un proceso de evolución previo.

Aunque existen evidencias de presencia humana en la zona desde el Paleolítico, gracias a los hallazgos de industria lítica y los subsiguientes restos materiales de épocas posteriores, como el Neolítico, no es hasta la Edad del Bronce cuando se asienta un núcleo indígena en Ischia, cuya pervivencia hasta la Edad del Hierro y su contacto con los griegos está atestiguada por la presencia de pequeñas cantidades de cerámica micénica en la secuencia estratigráfica del poblado de Castiglione (Ridgway, 1997: 107).


Figura 1 - Fragmentos de borde de cuencos de cerámica reductora hallados en la localidad de Cilento (Ischia), pertenecientes al Neolítico Medio (3500 a.C.).
Fuente: Museo de Pitecusa
http://www.pithecusae.it/colonia1.htm






Figura 2 - Fragmentos de cerámica micénica pintada hallados en Castiglione, pertenecientes a la Edad del Bronce (1400 a.C.)
Fuente: Museo de Pitecusa
http://www.pithecusae.it/colonia1.htm




El emplazamiento de Monte di Vico sirvió pronto como lugar de asentamiento para los griegos que llegaron a Ischia, en primer lugar por su posición sobreelevada y su cercanía al mar; en segundo lugar por su espacio habitable, casi 600 ha, fácilmente defendibles en época antigua; y en tercer lugar por la presencia de dos atracaderos naturales dominados por el promontorio. En cambio, el cultivo de vid en las terrazas en épocas posteriores ha provocado que los restos no se conserven in situ y haya habido pérdidas de información.
Monte di Vico en la actualidad - Fuente: www.it.wikipedia.org 
El vertedero de la acrópolis ha sido la fuente que ha dado los hallazgos más antiguos de Pitecusa hasta la fecha, correspondientes a nueve fragmentos de cerámica, unos skyphoi pintados con decoración de chevron. Como lugar de acumulación de restos, también se han hallado aríbalos, cráteras geométricas locales y corintias, oinochóai, y hasta diez mil fragmentos de cerámica pintada del periodo euboico. 
Figura 3 - Dibujo de la tipología de los fragmentos cerámicos hallados en el vertedero de la acrópolis, Fuente: (Ridgway, 1997: 109.) Destacar la similitud de formas y decoraciones de los tipos cerámicos.
Figura 4 - Fragmentos de cerámica corintia importados hallados en el vertedero de la acrópolis. Fuente:(Ridgway, 1997: 109.) 

Además de la acrópolis, los eubeos ocuparon la colina de Mezzavia, en varios núcleos distintos dispuestos a lo largo de 500m hacia el valle de San Montano, habiéndose localizado tres con seguridad. Destaca sobre todo el descubrimiento el barrio  metalúrgico de Mazzola, en la periferia, para aprovechar los recursos naturales de la zona -la madera principalmente- y para evitar molestar con sus trabajos al resto de los colonos. Según el museo de Pitecusa (http://www.pithecusae.it/colonia1.htm)  han hallado estructuras construidas en piedra, colocada a hueso, con plantas rectangulares y en ocasiones absidiadas, identificadas como los talleres, aunque una de las estructuras se ha atribuido a la vivienda del metalurgo. La asociación con actividades metalúrgicas viene dada por el hallazgo de escorias y restos de materiales sin utilizar, así como por la presencia de una forja en uno de estos supuestos talleres. Se ha datado este emplazamiento entre mediados del s. VIII y comienzos del s. VII, el mismo periodo euboico visto simultáneamente en la acrópolis y la necrópolis. 
Figura 5 - Complejo industrial suburbano de Mazzola. Fuente: (Ridgway, 1997: 131).

Figura 6 - Ejemplos de pequeños apliques de bronce en forma de toro (izda.), antropomorfo (centro) y de pato (dcha.), así como de un peso circular de bronce y plomo hallados en el yacimiento de Mazzola. Fuente: Museo de Pitecusa. http://www.pithecusae.it/colonia1.htm


Figura 7 - Planimetría de Mazzola, donde se distinguen las distintas estructuras, de plantas rectangulares (II y III), absidales (I) y ovaladas (IV). Fuente: (Ridgway, 1997: 117)


Uno de los emplazamientos mejor excavados del lugar es la necrópolis del valle de San Montano, el cual se encuentra delimitado por parte de la ladera de la acrópolis y por un depósito de lava del promontorio de Zaro. Las tumbas más tardías que se dispusieron en este lugar se encuentran a una profundidad de 4 metros por debajo del nivel de uso actual, y las más tempranas a otros 3-4 metros de las anteriores. A tal profundidad la temperatura aumenta hasta los 63º, lo que plantea enormes problemas de excavación, así como de conservación, ya que la mayor parte del ajuar funerario, en particular la cerámica pintada y el metal, se ve afectado por el contexto geológico (Ridgway, 1997: 66).
Figura 8 - Excavación de la necrópolis de San Montano.
Túmulos de cremación. Fuente: (Ridgway, 1997: 132)
Con una extensión de unos 50.000 m2 y un tiempo de ocupación extenso, entre el s. VIII a.C, y el III d.C., la necrópolis aún no ha revelado todo su contenido, sino que desde los años 50 ha sacado a luz unas 1300 tumbas, dispuestas del siguiente modo (Ridgway, 1997: 66): en el nivel superior tumbas tardías de entre el s. V a.C. y época romana; debajo tumbas de cremación bajo túmulos de los siglos VII y VIII; y a continuación y según el principio superposición de estratos, tumbas de inhumación en ánforas o en fosas de la misma época que las de cremación bajo túmulos. También se ha llevado a cabo durante las últimas décadas la reconstrucción de una estratigrafía horizontal de las tumbas euboicas de la primera fase de mediante un corte transversal del valle que da nombre a la necrópolis.




Bibliografía:

-Boardman, J. (1983): Los griegos en ultramar: comercio y expansión colonial antes de la era clásica, Madrid: Alianza Editorial.

-Domínguez-Monedero, A. (2011): "The origins of greek colonisation and the greek polis: some observation", Ancient West and East, vol. 10, pp. 195-207.

-Domínguez-Monedero, A. (2013): "Fenicios y Griegos en el Mediterráneo occidental en el s. VIII a.C.", Arruda, A. M. (ed.) Fenícios y púnicos por terra e mar, I, Actas do VI Congresso Internacional de Estudos Fenícios e Púnicos, Estudos e memórias 5, pp. 419-427.

-Ridgway, D. (1997): El Alba de la Magna Grecia. Pitecusa y las primeras colonias griegas de Occidente, Barcelona: Crítica,

Recurso Web: Museo Arqueológico de Pitecusa 

María Ruiz Vega

domingo, 23 de octubre de 2016

Dos supervivientes: las columnas del templo de Poseidón.

La supervivencia de las estructuras arqueológicas religiosas en la ciudad Tarento es una complicada hazaña, ya que el área arqueológica donde se encuentran los restos de un templo en honor a Poseidón fueron también usados como cimentación para el desarrollo de lo que sería la ciudad moderna. Pero con el tiempo, la presencia de este templo griego se hizo más visible, por lo que se realizaron investigaciones sobre los edificios medievales donde estaban insertos los restos de la columnata. Todo ello derivó en diferentes pruebas realizadas en 1973 sobre el terreno de la zona, proponiendo la demolición de los edificios colindantes con el fin de sacar a la luz a las dos columnas supervivientes del complejo sagrado de la antigua ciudad entre dos mares.  Las excavaciones desarrolladas ayudaron así a mostrar y conservar las dos columnas de orden dórico estriadas que formarían parte del peristilo de la zona norte. Estas están construidas en tambores de piedra de carparo y parecen mantenerse todavía en el sitio. 


Las recientes investigaciones han ayudado a concretar definitivamente la datación de esta estructura, situándola en el periodo arcaico en torno a finales del primer cuarto del siglo VI a.C. Pero a pesar de los nuevos hallazgos, no ha surgido ninguna teoría que se atreva a reconstruir por completo la planimetría del edificio, seguramente por la escasez de los restos, unido ello a la situación donde se desarrolló la estructura (sabotaje, niveles de asistencia, nuevas estructuras). (http://www.museotaranto.it/itinerari/tempio.dorico.htm/: 21/10/2016- 13:17).

A pesar de los pocos restos que quedan del complejo templario, podemos hablar a continuación de los diferentes aspectos que forman parte de los templos como es su divinidad, su ubicación o sus rituales.
La divinidad a la que está consagrada este templo es al dios Poseidón, hijo de Cronos y Rea, siendo hermano de Zeus y Vesta entre otros. Poseidón en primera instancia es el señor de las aguas, relacionándole posteriormente con los terremotos y los caballos (Poseidón hippios). (VV. AA 1993: 244)

 Este dios según narran los mitos sufrió grandes derrotas a manos de Atenea y Apolo por la supremacía de algunos lugares como fue en el caso de Atenea y el Ática. A pesar de ello Poseidón será un dios muy adorado a pesar de que su cólera podía desencadenar grandes catástrofes, es por ello que Bremmer lo situa dentro de la categoría de dioses del desorden y desplaza del centro a esta divinidad, ya que el núcleo de las polis estaba en manos de Zeus, Atenea y Apolo. (BREMMER 1999: 39-52)

Como todo el Panteón Griego, Poseidón tiene una extensa mítica historia que resulta imposible comentar en esta entrada, por ello es recomendable acudir a la obra de Pierre Grimmal donde se describe meticulosamente las diferentes historias en las que el dios del mar interviene. (GRIMMAL 1981: 447-449)

Tras este pequeño comentario, podemos hablar acerca de la ubicación del que sería el santuario del dios marino y cuáles podrían ser sus rituales. Como manifestamos anteriormente, Poseidón parece ser un dios desplazado de la centralidad de las ciudades, por lo que sus santuarios deben cumplir con la misma directriz. Pero es extraño que este templo se encuentre en una zona tan poco apartada. Al contrario que otros santuarios como el de Crotona o Paestum que si se sitúan bastante alejados de los núcleos poblacionales. Con esto se manifiesta la hipótesis de si es cierto o no que la situación de los templos, y por ende la de los cultos, indica el carácter excéntrico y más o menos centralizado de las divinidades.

Como conclusión podemos hablar de los rituales que podían ser llevados a cabo en honor a este dios. Pero no es cosa simple analizar un ritual antiguo, y en este caso menos ya que los datos son escasos y los indicios arqueológicos no permiten describir al ritual con todo detalle. Podemos con ello hablar de una forma generalizada acerca de los diferentes aspectos que conformaban este ritual, especificando los casos en cuanto a divinidades marinas. Encontramos con ello diferentes elementos dentro de este como es el sacrificio: siendo animales domésticos (cabra, carnero, oveja y cerdo) por lo general los sacrificados. En el caso de las divinidades marinas después del sacrificio en algunas ocasiones si la ofrenda no era depositada en el altar, esta era arrojada al mar. Otros aspectos del culo del que encontramos referencias a divinidades marinas es la plegaría: esta llamada a la divinidad, buscando el contacto con el dios, en este caso Poseidón, se realizaría no levantando las manos hacia el cielo como se haría con Zeus o Atenea, sino que los brazos son extendidos hacia el mar.  Para finalizar, podemos argumentar que estos aspectos típicos de los rituales antiguos pueden estar acompañados de muchos otros como es el caso de las purificaciones, las libaciones o las ofrendas. (VV.AA 1993: 271-281)

Bibliografía:
  • ·         BREMMER. J, La religión griega, dioses y hombres: santuarios, rituales y mitos, Ediciones El Almendro, Córdoba, 1999.

  • ·         GRIMMAL. P, Diccionario de mitología griega y romana, Paidós, Barcelona, 1981.

  • ·         VV. AA, Historia de las religiones antiguas: oriente, Grecia y Roma, Cátedra, Madrid, 1993.

Recursos digitales:
           
            Alejandro Sastre Laso.