sábado, 22 de octubre de 2016

La organización de Tarento: una visión arqueológica

A pesar de que la fundación de la ciudad se fecha en la última década del siglo VIII, existen evidencias arqueológicas que parecen remontarse a etapas inmediatamente anteriores, a través del descubrimiento de una tumba de la necrópolis local, que contiene los tan difundidos vasos corintios.
Sin embargo, la fundación griega no representa el asentamiento más temprano de la zona, sino que se encuentran evidencias de un yacimiento indígena en una localización próxima a la de la futura fundación griega. Este asentamiento, denominado Scoglio del Tonno, parece haber mantenido contactos con los micénicos establecidos en el Golfo de Tarento hacia la mitad del segundo milenio a.C. y ya con los griegos fundadores de Tarento en los primeros años de vida de la colonia (Boardman, 1983: 188).

Estratigráficamente se ha detectado un periodo habitable de este yacimiento entre los siglos XVIII y VIII a.C., encontrándose en los distintos niveles presencia de cerámica micénica que evidencia estas relaciones entre indígenas y griegos.


Fig. 1 – Borde, cuello y parte del cuerpo de un ánfora micénica IIIB datada en el siglo XIII a.C. encontrada en el yacimiento de Scoglio del Tonno. Fuente: http://www.museotaranto.it/mostre/scoglio.tonno/formazioni.stratigrafiche.htm/

Como comenta Cristina Rubio sobre la fundación, las relaciones entre griegos e indígenas es difícil de definir. Tal y como cuenta Nenci (1979: 27) en Monedero (1991: 131) los autores escriben en un momento de propaganda anti-yapigia en el s. V a.C., lo que aporta subjetividad a la realidad arqueológica. Según afirma el propio Domínguez-Monedero "hay una tradición aislada que alude, precisamente, a todo lo contrario a una acogida favorable por parte de los nativos” (1991: 131). En todo caso, es evidente que las investigaciones han de continuar, con el fin de aclarar qué tipo de contactos prevalecían entre colonizadores y colonizados, y la Arqueología es el mejor método para ello.

Uno de los elementos fundamentales con los que debe contar la ciudad es su necrópolis, a destacar la de Via Marche, lugar de enterramiento que abarca desde el periodo arcaico hasta época helenística; periodo en el que se fecha la otra necrópolis destacable de Tarento, situada en la actual Massafra. La primera de las necrópolis, la de Via Marcha, ha sido objeto de numerosas excavaciones, que han revelado alrededor de 140 tumbas de sectores destacados de época tardoclásica y helenística. Sin embargo, se ha documentado un uso de este espacio como lugar de ritual funerario desde finales del siglo VII/principios del siglo VI a.C.
Pero con la reorganización general de la ciudad, que tiene lugar en el siglo V, además de registrarse una ampliación del hábitat y la creación de un sistema defensivo, se procedió a la creación de dos vías que discurrían N-S y que conectaban con la necrópolis. Además, a partir de este periodo y hasta el siglo III a.C., los enterramientos familiares se realizan en tumbas rectangulares excavadas en la roca, normalmente cubiertas por bloques de piedra o por coberturas de materiales perecederos.


Fig. 2 – Fotografía del aspecto actual de la necrópolis de Via Marche. En la fotografía, carente de orientación o escala, podemos distinguir las estructuras rectangulares horadadas en la roca que servían como depositarios de los restos y el ajuar de las familias de la ciudad de Tarento desde el s. V hasta la conquista romana en el s. III a.C. Fuente: Museo Nacional Arqueológico de Tarento www.museotaranto.it

 Fig. 3 – Par de pendientes de oro en forma de barco pertenecientes al ajuar de una niña de nueve años encontrados en la necrópolis de Via Marche. El ajuar de la niña se componía además de algunas figuras de terracota, un espejo de bronce y dos litra o monedas de plata de Tarento, que han ayudado a fechar el enterramiento en el tercer cuarto del cuarto siglo a.C. (Bennett, 2002: 154)

La otra necrópolis de época helenística, situada en la actual Massafra, fue objeto de dos excavaciones en los últimos años, a pesar de la dificultad implícita por ser un área muy afectada por el trabajo de extracción de piedra. Según las actas publicadas en el XXI Convenio de Estudios sobre la Magna Grecia en 1982, se han encontrado unas 80 tumbas de estilo muy similar a las anteriores mencionadas, excavadas en la roca y cubiertas por dos losas -en ocasiones irregulares-. Sin embargo, el expolio ha provocado que el ajuar funerario se haya perdido en casi todos los enterramientos, así como los restos óseos, que cuando se han encontrado, han aparecido en posición de decúbito supino, con los brazos extendidos a ambos lados del cuerpo. Sin embargo, también se han hallado ejemplos de tumbas de cámara, dos exactamente, que fueron saqueadas, pero que se componen de un dromos de entrada, planta cuadrangular, algunas klinai (camas funerarias) e incluso rastros de pintura en las paredes (De Juliis, 1982: 301-303).
El problema acerca del conocimiento de estas necrópolis radica en que las publicaciones sobre el estudio de las mismas se han estancado en los últimos años, de manera que la constante evolución científica en la investigación arqueológica no ha permitido revisar el estudio de estos hallazgos con las perspectivas actuales.


Fig. 3 – Mapa ilustrativo en visión cenital de la distancia entre la actual Tarento -bajo la cual se encuentra la Tarento de fundación griega- y la localidad de Massafra -donde se emplaza la necrópolis helenística-.

La ciudad, como cualquier enclave griego del Egeo, llevaba consigo su religiosidad, manifestada a través de los santuarios y templos. Visiblemente aún quedan restos de un templo dórico fechado en el s. IV, el cual, ante la falta de más datos arqueológicos por la falta de excavaciones, no ha podido ser reconstruido planimétricamente.

Respecto a la defensa de la ciudad, los restos que se conservan no son muy numerosos, pero se ha preservado un tramo de aproximadamente 70 metros, construido por una doble capa de bloques de toba con emplekton (relleno), una técnica edilicia atestiguada en época helenística y que por lo tanto, permite datar este complejo murario. Sin embargo, según Antonieta Dell’Aglio (http://www.museotaranto.it/siti/iti.taranto.cinta.difensiva.htm/), se ha descubierto que estas estructuras se apoyan sobre un complejo previo de bloques de mampostería de carparo -una piedra de tipo calcarenítica- de época clásica, que conserva la misma orientación. 

De esta manera, resulta necesario continuar con el estudio de los restos arqueológicos de la ciudad, siempre y cuando sea posible, salvando la problemática de que la ciudad moderna se asienta sobre la antigua, ya que en ocasiones también resulta necesaria la reinterpretación con nuevas perspectivas de lo tradicionalmente estudiado. En el caso de Tarento, sería conveniente centrarse en el estudio de los primeros momentos de la fundación, en cómo la sociedad griega se organizó y adaptó a un territorio nuevo, para así comprender más fácilmente la evolución y la coyuntura de los cambios arqueológicos documentados en la ciudad. Destacar, además, que la web del Museo Arqueológico de Tarento no ofrece información actualizada con las últimas investigaciones, y que sería muy positivo para la difusión, desde un punto de vista de gestión patrimonial, que el visitante de la web pudiera acceder a más conocimiento sobre el yacimiento.

Bibliografía:

-Bennett, M. J. et alii (2002): Magna Graecia: Greek Art from South Italy and Sicily, Nueva York: The Cleveland Museum of Art.
-Boardman J. (1983): Los Griegos en Ultramar: comercio y expansión colonial antes de la era clásica, Madrid: Alianza Editorial.
-De Juliis, E. M. (1982): “L’attività archeologica in Puglia”, en Atti del XXI Convegno di Studi sulla Magna Grecia, Tarento, 301-303.
-Domínguez-Monedero, A. (1991): “Los griegos de occidente y sus diferentes modos de contacto con las poblaciones indígenas. II. El momento de fundación de la colonia” CuPAUAM, 18, 149-177.

Recurso Web: 


María Ruiz Vega.

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