Sin embargo, la fundación griega
no representa el asentamiento más temprano de la zona, sino que se encuentran
evidencias de un yacimiento indígena en una localización próxima a la de la
futura fundación griega. Este asentamiento, denominado Scoglio del Tonno,
parece haber mantenido contactos con los micénicos establecidos en el Golfo de
Tarento hacia la mitad del segundo milenio a.C. y ya con los griegos fundadores
de Tarento en los primeros años de vida de la colonia (Boardman, 1983: 188).
Estratigráficamente se ha detectado
un periodo habitable de este yacimiento entre los siglos XVIII y VIII a.C.,
encontrándose en los distintos niveles presencia de cerámica micénica que
evidencia estas relaciones entre indígenas y griegos.
Fig. 1 – Borde,
cuello y parte del cuerpo de un ánfora micénica IIIB datada en el siglo XIII
a.C. encontrada en el yacimiento de Scoglio del Tonno. Fuente: http://www.museotaranto.it/mostre/scoglio.tonno/formazioni.stratigrafiche.htm/
Como comenta Cristina Rubio sobre la fundación, las relaciones entre griegos e indígenas es difícil de definir. Tal y como cuenta Nenci (1979:
27) en Monedero (1991: 131) los autores escriben en un momento de propaganda
anti-yapigia en el s. V a.C., lo que aporta subjetividad a la realidad
arqueológica. Según afirma el propio Domínguez-Monedero "hay una tradición aislada que alude, precisamente, a todo lo contrario a una
acogida favorable por parte de los nativos” (1991: 131). En todo caso, es
evidente que las investigaciones han de continuar, con el fin de aclarar qué
tipo de contactos prevalecían entre colonizadores y colonizados, y la Arqueología
es el mejor método para ello.
Uno de los elementos
fundamentales con los que debe contar la ciudad es su necrópolis, a destacar la
de Via Marche, lugar de enterramiento que abarca desde el periodo arcaico hasta
época helenística; periodo en el que se fecha la otra necrópolis destacable de
Tarento, situada en la actual Massafra. La primera de las necrópolis, la de Via
Marcha, ha sido objeto de numerosas excavaciones, que han revelado alrededor de
140 tumbas de sectores destacados de época tardoclásica y helenística. Sin
embargo, se ha documentado un uso de este espacio como lugar de ritual
funerario desde finales del siglo VII/principios del siglo VI a.C.
Pero con la reorganización
general de la ciudad, que tiene lugar en el siglo V, además de registrarse una
ampliación del hábitat y la creación de un sistema defensivo, se procedió a la
creación de dos vías que discurrían N-S y que conectaban con la necrópolis.
Además, a partir de este periodo y hasta el siglo III a.C., los enterramientos
familiares se realizan en tumbas rectangulares excavadas en la roca,
normalmente cubiertas por bloques de piedra o por coberturas de materiales
perecederos.
Fig. 2 – Fotografía
del aspecto actual de la necrópolis de Via Marche. En la fotografía, carente de
orientación o escala, podemos distinguir las estructuras rectangulares
horadadas en la roca que servían como depositarios de los restos y el ajuar de
las familias de la ciudad de Tarento desde el s. V hasta la conquista romana en
el s. III a.C. Fuente: Museo Nacional Arqueológico de Tarento www.museotaranto.it
Fig. 3 – Par de pendientes de oro en forma de
barco pertenecientes al ajuar de una niña de nueve años encontrados en la
necrópolis de Via Marche. El ajuar de la niña se componía además de algunas
figuras de terracota, un espejo de bronce y dos litra o monedas de plata de Tarento, que han ayudado a fechar el
enterramiento en el tercer cuarto del cuarto siglo a.C. (Bennett, 2002: 154)
La otra necrópolis de época
helenística, situada en la actual Massafra, fue objeto de dos excavaciones en
los últimos años, a pesar de la dificultad implícita por ser un área muy
afectada por el trabajo de extracción de piedra. Según las actas publicadas en
el XXI Convenio de Estudios sobre la Magna Grecia en 1982, se han encontrado
unas 80 tumbas de estilo muy similar a las anteriores mencionadas, excavadas en
la roca y cubiertas por dos losas -en ocasiones irregulares-. Sin embargo, el
expolio ha provocado que el ajuar funerario se haya perdido en casi todos los
enterramientos, así como los restos óseos, que cuando se han encontrado, han
aparecido en posición de decúbito supino, con los brazos extendidos a ambos
lados del cuerpo. Sin embargo, también se han hallado ejemplos de tumbas de
cámara, dos exactamente, que fueron saqueadas, pero que se componen de un
dromos de entrada, planta cuadrangular, algunas klinai (camas funerarias) e incluso rastros de pintura en las
paredes (De Juliis, 1982: 301-303).
El problema acerca del
conocimiento de estas necrópolis radica en que las publicaciones sobre el
estudio de las mismas se han estancado en los últimos años, de manera que la
constante evolución científica en la investigación arqueológica no ha permitido
revisar el estudio de estos hallazgos con las perspectivas actuales.
Fig. 3 – Mapa
ilustrativo en visión cenital de la distancia entre la actual Tarento -bajo la
cual se encuentra la Tarento de fundación griega- y la localidad de Massafra
-donde se emplaza la necrópolis helenística-.
La ciudad, como cualquier enclave
griego del Egeo, llevaba consigo su religiosidad, manifestada a través de los
santuarios y templos. Visiblemente aún quedan restos de un templo dórico
fechado en el s. IV, el cual, ante la falta de más datos arqueológicos por la
falta de excavaciones, no ha podido ser reconstruido planimétricamente.
Respecto a la defensa de la
ciudad, los restos que se conservan no son muy numerosos, pero se ha preservado
un tramo de aproximadamente 70 metros, construido por una doble capa de bloques
de toba con emplekton (relleno), una
técnica edilicia atestiguada en época helenística y que por lo tanto, permite
datar este complejo murario. Sin embargo, según Antonieta Dell’Aglio (http://www.museotaranto.it/siti/iti.taranto.cinta.difensiva.htm/),
se ha descubierto que estas estructuras se apoyan sobre un complejo previo de
bloques de mampostería de carparo -una piedra de tipo calcarenítica- de época
clásica, que conserva la misma orientación.
Bibliografía:
-Bennett, M. J. et alii (2002): Magna Graecia: Greek Art from South Italy and Sicily, Nueva York:
The Cleveland Museum of Art.
-Boardman J. (1983): Los Griegos en Ultramar: comercio y
expansión colonial antes de la era clásica, Madrid: Alianza Editorial.
-De Juliis, E. M. (1982): “L’attività
archeologica in Puglia”, en Atti del XXI
Convegno di Studi sulla Magna Grecia, Tarento, 301-303.
-Domínguez-Monedero, A. (1991):
“Los griegos de occidente y sus diferentes modos de contacto con las
poblaciones indígenas. II. El momento de fundación de la colonia” CuPAUAM, 18,
149-177.
Recurso Web:
María Ruiz Vega.
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