sábado, 10 de diciembre de 2016

"la griega Emporion fue pobre y pequeña": El desarrollo comercial de Emporion y las relaciones púnico-fenicias

Irónicamente esta semana, la última de las publicaciones reglamentarias, las entradas trabajan la colonia de Emporion, una de las colonias con mayores referencias sobre el comercio y su economía (a mayor en comparación con as anteriormente trabadas.

Al ser Emporion un colonia tan alejada de las áreas de influencia de la Grecia Continental y de actividad política de las redes de las grandes polis griegas esta ha quedado en un lado marginal por parte de las fuentes clásicas, algo que ha llevado al erróneo presupuesto de que esta fue una colonia insignificante y de poca relevancia histórica y económica, una frase que expondría muy bien estas afirmaciones (ya citada por la entrada de M. Ruiz Vega) es la de M. Almagro, quizás, una de las mejores pruebas de esa arqueología e interpretaciones filológicas que venimos denunciando en este blog desde sus inicios:

"ciudad colonial lejanísima [...] la griega Emporion fue pobre y pequeña. Sus restos es necesario gozarlos más con la imaginación que con los ojos" (Almagro 1951, 7).

La segunda afirmación “pequeña […] gozarlos más con la imaginación que con los ojos” es fácilmente rebatible, ya que cualquier persona que visite los yacimientos de Emporion verán como la ciudad deja poco espacio a la imaginación por su buen estado de preservación, además de que ya ha sido trabajado por las entradas de M. Ruiz y C. Rubio.

La afirmación de pobreza sobre esta colonia está bastante relacionada con prejuicios y una interpretación excesivamente prematura para los pocos niveles que las excavaciones en Emporion habían realizado en 1951. Como las posteriores excavaciones e investigaciones han ido desvelando el papel de Emporion en la península y las redes comerciales occidentales fue muy importante incluso para el desarrollo futuro de esta.

En sus inicios  en el siglo VI a.C. (muy bien mostrados por C. Rubio en su entrada) al ser casi un simple enclave comercial tuvo una gran dependencia de su ciudad madre Massalia. Con el crecimiento de su población y establecimiento en tierra firme hacia la mitad del s. VI a.C. el enclave comenzará a desarrollarse plenamente como colonia y, aunque dependiente de Massalia esta dependencia se irá reduciendo progresivamente.

Ya en esta primera etapa se aprecia el gran peso de comercio sobre la ciudad. El principal ejemplo de esto es la temprana presencia de monedas en la ciudad, tanto provenientes de Massalia como las reproducción local de esta misma (algo que resalta esta interdependencia inicial), pero sin duda alguna la mayor evidencia de esta presencia comercial es la llamada “Carta comercial de Emporion” plomo donde se inscribió una carta de un comerciante-armador a su agente/persona de confianza en Emporion para pedirle unos favores a él y a un probable hombre de origen nativo, Basped, con el que organizar una serie de operaciones comerciales. A esta carta se le han dado numerosas interpretaciones pero lo que sin duda nos muestra es la complejidad de estas operaciones comerciales, las estrechas relaciones entre griegos e indígenas en las relaciones comerciales y lo bien integrados que parecen estar, y la presencia de Emporion como mercado intermediario entre la zona del sur de Francia y Massalia y los mercados y puertos del peninsulares como Sagunto (Rodrguez 1998, 338-339).

Imagen de la Carta comercial de Emporion (datada en la primera mitad del siglo V a.C.).

Esta posición como intermediario y la oportunidad de su cercanía a las grandes riquezas comerciales que ofrecía la península hizo crecer tanto demográfica como económicamente a la colonia, creciendo su independencia de Massalia aunque esta seguirá siendo uno de sus principales mercados como podemos ver, con otra carta como la de Pech-Maho encontrada entre Massalia/Agathe y Emporion que hace referencia directa a compra-ventas con emporitanos (Beltran 2009).

En este proceso de autodefinición comercial el comercio emporitano fue enfocándose cada vez en los mercados insulares llegando a tener presencia material de áreas tan meridionales como Cádiz (García-Bellido 1994, 126). Otro ejemplo de esta en la evolución de la moneda emporitana, la cual según García-Bellido seguirá un modelo siciliano, reflejándose así una relación estrecha con esta zona (García-Bellido 1994, 43).

Esta nueva apertura comercial le llevará a estrechas relaciones comerciales con fenicios y cartagineses, relaciones que quedan plasmadas en la arqueología de Emporion. Hay un gran número de ánforas púnico-ebusitanas en la ciudad, que según B. Tang es una muestra que al menos desde el siglo IV a.C. estas relaciones ya estaban bien establecidas, aunque, personalmente, también podrían ser importadas por mercaderes emporitanos.  Para Tang otra gran muestra de estas estrechas relaciones se refuerza con la presencia de diversas casas (AmpN5 y CarM1) y unas cisternas de estructura y construcción muy similar a la fenicia(en las casas AmpN16, AmpN21 y AmpN29), que sería una muestra de una presencia permanente de algunos agentes fenicios (Tang 2005, 165). De nuevo este hecho podría ser simple influencia exterior, pero, aun siendo por fruto de influencia exterior sería es una clara muestra de unas continuadas relaciones comerciales y sociales.

Planta de AmpN5, uno de los edificios etiquetados como de estructura y construcción fenicia (Tang 2005, 217)

Sin embargo las evidencias de las estrechas relaciones aún más allá según Villaronga (Villaronga 1977, 2) las monedas de inicios del s. IV a.C. copian con claridad el modelo cartaginés, con una figura femenina (Persiforme) en el verso  y un caballo parado en el reverso.
La relación Cartago – Emporion no finaliza con una simple imitación monetaria, de hecho, el lugar con mayor concentración fuera de la península de cerámica gris monocroma producida en Emporion[1] es Cartago [Tang 2005, 166 cit. Morel J.P.(1990): "Nouvelles donnés sur le commerce de Carthage punique entre le VII siècle et le IIe siècle avant J.-C." en Carthage et son territoire. pp. 67-100.]


Muestra de las dos monedas. La primera un shekel hispano-púnico tipo tanit-caballo parado con la cabeza vuelta; la segunda la supuesta edición emporitana basada en la cartaginesa.
Todas estas evidencias arqueológicas respaldarían la afirmación de García-Bellido de que Emporion acabó estando mucho más incorporada en el mundo económico ibérico y púnico que con Massalia ya a finales del V a.C. o principios del IV a.C. (Garcia-Bellido 1994).

Estas afirmaciones invalidan por completo la extendida idea[2] de que Emporion se vio afectada por una importante recesión económica por culpa de la competencia comercial cartaginesa, especialmente a partir de la presencia Bárcida en la península. Una teoría sin fundamento alguno, basada en prejuicios culturales como el de la competitividad eternamente enfrentada entre griegos y fenicios (algo que ya se desmintió, por ejemplo en la entrada de Pitecusa).

Para finalizar, es obligatorio hablar de la gran influencia de Emporion en la península. Y es que Emporion heredaría y extendería todas la rutas y relaciones griegas que los comerciantes griegos ya tenían a inicia tenían con la costa ibérica desde el siglo VI a.C. Su relación con las poblaciones, al basarse en los intercambios será pacífica y de una ejemplar convivencia (C. Rubio también nos habla, conmás detalles, de la convivencia entre griegos e indígenas en la colonia). Y sin lugar a dudas marcó un antes y un  después para las poblaciones de su entorno, desde su  forma de organización a la económica. De hecho su moneda será copiada de forma muy extendida por el  área layetana e incluso más interiores.

La arqueología y una interpretación científica y analítica como la realizada en estos últimos años nos ha mostrado una mayor profundidad y complejidad de la realidad histórica y económica de Emporion, dejando obsoletas por completo las interpretaciones filológicas y subjetivas que dejaban a esta colonia como un asentamiento mísero e irrelevante. Las nuevas investigaciones, y cuando se alcance a descubrir y excavar la zona del puerto, muestran y mostrarán la importancia de Emporion en el contexto del Mediterráneo Occidental y sobretodo peninsular.




[1] En esta entrada, por desgracia, no he podido profundizar en las producciones artesanales emporitanas al no haber podido acceder a la bibliografía adecuada, sin embargo, uno de nuestras compañeras de Master, Maria Martín Perez, ha realizado un brillante artículo sobre la cerámica gris monocromática emporitana en su blog, artículo que recomiendo ampliamente leer (https://thalattasite.wordpress.com/2016/11/27/la-ceramica-gris-monocroma-de-ampurias/)
[2] Que podemos encontrar en numerosos blogs que probablemente han copiado la información de un muy limitado y erróneo artículo en Wikipedia.


Bibliografia:

ALMAGRO, M. (1951): Ampurias. Historia de la ciudad y guía de las excavaciones, Barcelona: CSIC, Instituto Rodrigo Caro de Arqueología y Prehistoria y Diputación Provincial de Barcelona.

DUNDABIN, T.J. (1968): The Western Greeks: The history of Sicily and South Italy from foundational of the Greek colonies to 480 B.C, Oxford Universiy Press, Oxford.

GARCÍA-BELLIDO, M.P. (1994): “Las relaciones económicas entre Massalia, Emporion y Gades a través de la moneda”, en CABRERA, OLMOS, SANMARTÍ (Coords.) Simposio Internacional de Iberos y griegos: lecturas desde la diversidad, Ampurias, 3-5 Abril de 1991, Huelva Arqueológica, XIII. pp. 115-149.

RODRIGUEZ, H. (1998); "Inscriptiones Graecae Antiquissimae Iberiae" en MANGAS, PLACIDO (Eds.). La Península Ibérica en los autores griegos: de Homero a Platón. Testimoniae Hispaniae Antiquiae II A. Madrid. pp. 335-339.

TANG, B. (2005): Delos, Carthage, Ampurias: The housing of three mediterranean trading centers. "L'Erma" di Bretschneider, Roma.

VILLARONGA (1977): The Aes Coinage of Emporion. BAR Suplementary Series 23, Oxford.


-Recursos Informáticos:

BELTRAN, F. (2009): Las cartas de plomo griegas de los siglos VI-V a.C. relacionadas con Ampurias. Universidad de Zaragoza.

Ampurias y el gran Asklepieion, las complicaciones de una atribución divina

En diferentes ocasiones, a lo largo de las entradas sobre santuarios, hemos observado que la atribución de ciertos recintos templarios goza de ciertas complicaciones. Estas, la mayoría de las veces obtiene respuesta a través de los materiales anexos hallados en el interior de estos o en sus cercanías. En la neápolis de Ampurias ocurre ciertamente lo mismo, pero hubo un punto en el cual la atribución se complicó debido al hallazgo de restos pertenecientes a varias divinidades, Asclepio y Serapis.

Primeramente, conozcamos a Asclepio, el dios salvador, el dios de la Medicina y su culto. Este semidiós es hijo del dios de la salud, Apolo y de Corónide, de la cual fue arrancada muerta el feto aun no madurado. (GRIMMAL 2008: 55-56) Tras ello el joven llego a manos de Quirón quien se encargó de enseñarle los dones de la medicina, don que llevaría hasta sus extremos llegando a resucitar a los muertos, algo que encolerizo a Zeus y que le causa de su muerte. Los orígenes del mito también guardan disputas en cuanto a atribuciones ya que Tesalia, lugar de origen de su madre y Epidauro, lugar de uno de sus santuarios más grandes, disputan la primacía del arranque de este semidiós. (GONZÁLEZ 2007: 59)
El culto a la divinidad de la medicina parece evolucionar muy lentamente, adquiriendo una mayor complejidad en torno a los siglos IV y V a.C, siendo a finales de este último siglo cuando quedan perfectamente organizados en grandes complejos templarios, mitad santuario, mitad hospital. (GONZÁLEZ 2007: 62) Estos recintos eran colocados en lugares secos y altos, buscando aires frescos y sanos con climas benignos, donde los enfermos pudieran tomar baños de aguas terapéuticas. Los bosques de pinos parecen ser lugares idóneos para el asentamiento de estos santuarios, donde también encontramos desorbitantes jardines de donde se obtenían todos los productos de usos medicinales. (GONZÁLEZ 2007: 63)
Asklepieion en la falda del Acrópolis de Atenas

Restos del santuario de Asclepio en Ampurias
La extensión de estos santuarios llego hasta la península ibérica, siendo la colonia focense de Ampurias la encargada de albergar el único santuario que es atribuido a Asclepio. En un primer momento, la protectora de la neápolis es la tía de Asclepio, Artemisa, cuyo templo estaba situado en la Palaiópolis, lugar del que ya habla María Ruiz Vega , el cual era una isla que con el paso del tiempo ha quedado unida al litoral. Hacia mediados del siglo IV, extramuros de la ciudad, en un solar, se construyó un santuario dedicado a Asclepio que no ceso en su crecimiento hasta el periodo imperial. (GONZÁLEZ 2007: 71) Posteriormente el santuario es rodeado por un témenos que encierra todo el complejo y el resto de la ciudad.
La estructura de este santuario permaneció invariable hasta la gran transformación que sufrió en el siglo II a.C (GONZÁLEZ 2007: 72, RUIZ DE ARBULO 1995: 332). El templo contaba con una nave con el oikos dedicado al dios. Frente a la pronaos se construyó una cisterna en la que se almacena el agua con la que llevar a cabo las purificaciones y demás ritos. Se realizó la construcción de un pórtico o αβατον en el cual los enfermos esperaban los sueños beneficios con los cuales curaba Asclepio. La trasformación también hizo que el pozo en torno al cual había nacido el santuario suburbano quedara incluido en la pronaos del templo P, siendo el templo M el que se adjudica a Asclepio.
Planta del santuario realizada en 1983 de Mar y Ruiz de Arbulo

Gran estatua masculina interpretada como Asclepio
Al mismo tiempo, la reforma del santuario incluyó bajo la pavimentación una gran cisterna con tres arcos que proporcionaba agua a diferentes lugares como la fuente que se encontraba a la entrada del santuario donde los peregrinos podían calmar su sed o realizarlas abluciones pertinentes antes de la entrada en el recinto. (RUIZ DE ARBULO 1995: 332)
Ahora bien, conocido el santuario, debemos hablar de su atribución a esta divinidad. Esta se debe desde un principio a él gran lote de mármoles que fueron hallado en las excavaciones de 1909. El gran hallazgo es una estatua de mármol de 2,12 m que había sido ensamblada en varias partes (las cuales habían sido encontradas en diferentes lugares) y realizada con diferentes tipos de mármol (pentélico, paros y pirenaico). A este descubrimiento escultórico se le unen otros como una cabeza de una estatua de menores dimensiones, los pies de una estatua masculina entronizada y una garra con fragmentos de basa y unos pies. (RUIZ DE ARBULO 1995: 329)

Estatua de mármol de Asclepio del santuario de Ampurias


La gran escultura encontrada se atribuye tradicionalmente con Asclepio. La obra muestra a un hombre maduro y barbado, alto y vestido con túnica y con la serpiente a los pies enroscada en actitud de subir por la vara, la cual al ser de metal no ha llegado a nuestros días. Este modelo puede corresponder con la segunda fórmula iconográfica desarrollada por Fidias para plasmar a Asclepio (siglo V a.C) y que hoy se guarda en el museo de las Termas de Roma. (GONZÁLEZ 2007: 61).







La pequeña cabeza ladeada que también se encontró se ha identificado con una figura masculina de una copia del Apolo Liceo de Praxíteles (336-335 a.C). En cuento a los demás hallazgos estos deben ser reinterpretados, ya que quizás las atribuciones que Ruiz de Arbulo da quedan después de 21 años completamente desfasadas. Se propone que sea una estatua de Serapis entronizado, dios sincrético cuyo culto fue estimulado por Ptolomeo I Sóter.
Cabeza de estatua de medianas dimensiones que representa a Apolo Liceo
 
Es en este momento cuando los problemas aparecen. Las iconografías de Serapis y Asclepio guardan tantas similitudes que es complejo asimilar cual es cual. El modelo de Serapis entronado con bastón y con Cerbero (REVILLA 1990: 678-79) a los pies (como si fuera Hades) es el primer modelo de representación que Fideos utiliza en la plasmación de Asclepio (GONZÁLEZ 2007: 60) pero no coloca ningún can a los pies de la divinidad. Parece que solo la serpiente es el animal acompañante de Asclepio, aunque la mitología coloca entre sus acompañantes animales al perro (GRIMMAL 2008: 55-56) e incluso es posible que haya heredado de su padre el tener un lobo a su lado (VV. AA 2010: 73). De este modo podríamos dejar claro que es Asclepio y no Serapis el que estaría representado en esta obra. Pero ser atribuido como Serapis viene acompañado del descubrimiento de un epígrafe grecolatino de varios fragmentos los cuales apoyan la realización de un templo, estatuas y un pórtico. (RUIZ DE ARBULO 1995: 330-331) Por si los problemas de atribución fueran pocos, la Gliptoteca Ny Calsberg de Copenhage parece aumentar las posibilidades iconográficas mostrando la figura de un dios desnudo y barbado que se atribuye como el dios Poseidón, el cual tiene a sus pies un tritón marino bicéfalo con cuerpos escamado y patas delanteras acabadas e garras.
Pies y garras que pueden ser parte de la representación de Serapis entronizado. 
Escultura de Serapis con Cerbero que permite ver las similitudes icongráficas que este tiene con Asclepio. 

Estatua de Poseidón de la Gliptoteca Ny Calsberg de Copenhage acompañado de un tritón

Son como vemos muchos los aspectos que parecen apoyar por una parte a la divinidad griega y otros a la divinidad alejandrina. La solución es sencilla ya que, en Ampurias a lo largo del periodo helenístico, el culto de Asclepio sufre una asociación con los dioses sanadores Serapis e Isis. La conclusión se impone, ambos cultos coexistieron dentro del mismo témenos. Las pruebas que garantizan esta existencia conjunta son varias.
La primera se relaciona con los templos, su estructura y los ritos que se llevaban a cabo en su interior. Hemos hablado de una reforma que sufrió el santuario en la cual se colocó αβατον, en este lugar era donde los enfermos realizaban sus curas a través del sueño (incubatio) tras haber realizados otros dos ritos de abluciones y sacrificio. Este lugar en otros santuarios recibía el nombre de aditon (parte posterior del templo) el era el lugar más sagrado, en el Asklepieion de Ampurias era desempeñado por el nuevo pórtico. Estas mismas evidencias pueden ser aplicadas a santuarios dedicados a divinidades egipcias donde se llevaban a cabo idénticos ritos curativos. (RUIZ DE ARBULO 1995: 332)
La segunda prueba es que Serapis, posteriormente unido a Isis, son divinidades protectoras de la navegación y por extensión de los comerciantes marítimos, explicando así si rápida dispersión por los puertos mediterráneos, arraigándose de este modo en Ampurias. (RUIZ DE ARBULO 1995: 333)
Finalmente, la definitiva prueba son las numerosas y frecuentes asociaciones donde ambos ritos coexisten. En Melos se menciona a Serapis y a Asclepio en diferentes zonas, en Atenas, en las faldas del Acrópolis, fue levantado un pequeño Isieion junto al témenos de Asclepio, Epidauro, Laconia y Delos las menciones continúan ya sea en forma de epígrafe, estatua o ex votos. Las asociaciones dentro de santuarios se repiten constantemente, dejando clara su convivencia como divinidades sanadoras incluso en época romana donde el Asklepieion de Lebena en Creta es dedicado conjuntamente a Isis, Serapis y Asclepio. (RUIZ DE ARBULO 1995:334)
Como hemos visto, en este caso la atribución a pesar de tener gran cantidad de restos no siempre es fácil, ya que en la mayoría de las ocasiones siempre existe la supremacía de un dios sobre otro. Pero en este caso la supremacía se encuentra a la deriva, ya que ambas divinidades se mantienen vigentes por igual.

Alejandro Sastre Laso
Bibliografía:
  • ·         GONZÁLEZ, H., “En torno a la iconografía de la serpiente de Asclepio: símbolo sanador de cuerpos y almas”, Akros, revista de patrimonio, nº 6, 2007, 55-75.
  • ·         GRIMMAL, P., “Diccionario de mitología griega y romana”, Paidós, Barcelona, 2008.
  • ·         REVILLA, F., “Diccionario de iconografía y simbología”, Cátedra, Madrid, 1990.
  • ·         RUIZ DE ARBULO, J., “El santuario de Asclepios y las divinidades alejandrinas en la neápolis de Ampurias (S. II-I a.C). Nuevas hipótesis”, Revista del Museo de Murcia, nº 7, Verdolay, Murcia, 1995, pp. 327-338.
  • ·         VV. AA., “Mitología clásica e iconografía cristiana”, Editorial universitaria Ramón Arece, Madrid, 2010. 

viernes, 9 de diciembre de 2016

Ampurias: una revisión historiográfica

Mi compañera Cristina Rubio ya ha expuesto las condiciones de la fundación masaliota de Emporion en el NW peninsular, de manera que a continuación se llevará a cabo un breve repaso de la actividad arqueológica llevada a cabo en este enclave. 
Desde sus inicios, Emporion supuso un importante enclave en el devenir del rumbo histórico de la península ibérica gracias a multitud de factores, desde el económico hasta el geográfico. Tras una primera fase de establecimiento de un emporion en una pequeña isla, pronto se vio que el desarrollo urbano superaba el espacio disponible, trasladándose entonces la colonia a tierra firme y dando lugar a la Neápolis o ciudad nueva. 
Aunque el objetivo primigenio de esta entrada era dar a conocer la colonia siguiendo la línea de las entradas anteriores, he comprobado que mis compañeros del blog ΘΑΛΑΣΣΑ! ΘΑΛΑΣΣΑ! ya han realizado un estupendo análisis de los restos arqueológicos de la ciudad, por lo que el enfoque de esta última entrada será diferente. Para ello, se ha consultado la obra de Martín Almagro de 1951 para contrastar la visión arqueológica que se tenía durante los primeros años de excavación con las últimas tendencias actuales. 
Así, para el profesor Almagro Emporion es "ciudad colonial lejanísima [...] la griega Emporion fue pobre y pequeña. Sus restos es necesario gozarlos más con la imaginación que con los ojos" (Almagro, 1951: 7). Respecto a esta afirmación, mi compañero Carlos Palacín desmentirá esta faceta pobre de la ciudad, y en cuanto a su tamaño, es evidente que el visitante que se adentre en la actualidad en los restos arqueológicos de Ampurias verá la gran extensión de la colonia. A cambio es necesario decir que la visión actual es resultado de décadas de intervenciones arqueológicas, y por tanto es lícito que el profesor Almagro, creador del I Curso Internacional de Arqueología en 1947 en Ampurias, defendiera que la realidad arqueológica no hiciera justicia a la importancia de la colonia. 
El profesor Almagro también se encargó de analizar las menciones de la ciudad de Emporion en las fuentes clásicas, tanto de la ciudad griega como de la romana, destacando la descripción de la ciudad que hace Estrabón en su Geografía, así como el cambio en la independencia de la ciudad tras las guerras civiles entre Pompeyo y César (Almagro, 1951: 47).
Respecto a la historiografía de la arqueología en Emporion, era bien conocida su ubicación desde hacía tiempo, con referencias en Felíu de la Peña, en el obispo Marca y en Pujado en 1598; Flórez, Vega y Setmanat en en s. XVIII, así como episodios de expolio de aficionados como José de Maranjas y de Marimón, llegando a escribir la primera monografía de la ciudad. Las excavaciones iniciadas en el s. XIX son calificadas de esta manera por el profesor Martín Almagro Basch, pero evidentemente sin metodología científica, por lo que pueden calificarse como "escarbaciones", ya que el objetivo es el hallazgo de objetos valiosos o singulares, que llamen la atención y puedan ser expuestos en diversos museos. Este tipo de intervenciones atrajeron la atención de expoliadores, que saquearon el yacimiento, hasta que en 1908 la Junta de Museos de Barcelona "inicia las excavaciones científicas, y en varias campañas sucesivas logró poner al descubierto casi toda la Neápolis" (Almagro, 1951: 62). En 1939 las excavaciones pasan a la dirección del equipo de Martín Almagro Basch, quien afirma que "durante la Guerra Civil, los rojo-separatistas profanaron sin respeto sus ruinas, abrieron trincheras y asentaron baterías sin control alguno" (Almagro, 1951: 63). 
Fragmento de texto de Almagro, 1951: 63.
Es muy interesante leer este tipo de afirmaciones, ya que demuestra cómo la Arqueología se ha visto influida por la política prácticamente desde sus inicios y cómo en la actualidad esta tendencia se ha mantenido, aunque de forma más diluida. No sólo se ha visto coaccionada, sino que la Arqueología ha servido como argumento y justificación ideológica, llegando a interpretar los restos arqueológicos en función de la conveniencia política. En este caso, el contexto de dirección de las excavaciones y la posterior publicación del profesor Almagro tras la Guerra Civil española indica cómo dentro de la historiografía arqueológica española la subjetividad está presente en los trabajos científicos de una coyuntura política como es la dictadura franquista. Sin embargo, esta es una perspectiva posible hacia el pasado desde la tendencia metodológica actual, ya que la coyuntura ha cambiado, y por lo tanto, la Arqueología puede ser más objetiva, aunque también se ve sujeta a estas cuestiones ya citadas.
Cuando el profesor Almagro escribió este manual las excavaciones se estaban llevando a cabo en la Neápolis, donde los trabajos se encontraban muy avanzados, y en la ciudad romana, mientras que la Palaiópolis no estaba estudiada, lo que hacía que no se tuvieran claros ni la cronología ni el origen de la ciudad: "Falta por explorar la Palaiápolis, donde es de esperar se hallen los más antiguos estratos de este viejo establecimiento griego"(Almagro, 1951: 56). Las excavaciones posteriores confirmaron la antigüedad del asentamiento isleño hacia el último cuarto del s. VI a.C. (Boardman, 1983: 218).
En tiempos del profesor Almagro la Neápolis ya fue excavada, habiendo hallado la planta de la ciudad, pero en décadas posteriores se llevaron a cabo reexcavaciones, que son totalmente aceptables, ya que el desarrollo metodológico permite estudiar ámbitos no contemplados hasta ese momento, por lo que puede hallarse nuevo conocimiento que podría haberse pasado por alto. 
Fotografía del aspecto de la Neápolis durante las excavaciones de Almagro (1951: 88).

Planta de la Neápolis una vez excavada por Almagro (1951: 89).
Es destacable la cronología establecida por el equipo de Almagro, basándose en los conjuntos estratigráficos cerrados, y en el caso de la neápolis, especialmente gracias a la cerámica. A destacar una cita "exponer hallazgos estratigráficos es siempre más bien de un valor científico que monumental, pero resulta muy importante por sus enseñanzas y por cuanto significa en la Historia" (Almagro, 1951: 103). En ella el profesor Almagro expone el progresivo cambio en la mentalidad arqueológica de que es más importante un hallazgo monumental visualmente a otro tipo de evidencia que proporcione conocimiento útil, una tendencia que es necesario desarraigar del significado de que la Arqueología es "todo aquello que brilla". 
De esta manera, resulta muy positivo leer los informes de excavaciones antiguas ya que no sólo proporcionan información de las primeras fases de los yacimientos, en los que los restos arqueológicos están en posición primaria o no tan modificados como en las excavaciones más recientes; sino que permiten ver cómo las tendencias metodológicas y la teoría arqueológica cambia y se ve influida por factores ajenos a investigación. 

Bibliografía

-Almagro Basch, M. (1951): Ampurias. Historia de la ciudad y guía de las excavaciones, Barcelona: CSIC, Instituto Rodrigo Caro de Arqueología y Prehistoria y Diputación Provincial de Barcelona. 
-Boardman, J. (1983): Los griegos en ultramar: comercio y expansión colonial antes de la era clásica,Madrid: Alianza Editorial.
-Domínguez Monedero, A. (1986): "La ciudad griega de Emporion y su organización política", Archivo Español de Arqueología, 59, nº 153-154, pp. 3-12.

María Ruiz Vega

jueves, 8 de diciembre de 2016

Ampurias: los griegos llegan a la Península

Hasta el momento en nuestras entradas hemos hecho referencia a cómo fue el proceso colonizador griego en las áreas de la península italiana y la isla de Sicilia, pero esta semana haremos una inmersión en una nueva zona geográfica, la Península Ibérica, la parte más occidental del Mediterráneo en la que se asentaron los griegos, donde estos establecimientos se caracterizan por presentar grandes diferencias en comparación con los que se produjeron en las otras áreas del Mediterráneo  (Santos et al. 2013: 103).

En el s. VIII a.C. es cuando tuvo lugar a lo largo de la Magna Grecia y Sicilia la llegada y el establecimiento de poblaciones griegas, aunque en este momento parece que la Península Ibérica se mantuvo al margen de este proceso, donde  no fue hasta bastante tiempo después en que se desarrollaron unas colonias griegas en el lugar, concretamente, a lo largo del s. VI a.C. A pesar de este hecho, la arqueología ha permitido conocer la existencia de artículos de origen griego en el territorio peninsular pertenecientes a esta cronología tan temprana, los cuales son poco numerosos, al ser el resultado de un comercio irregular, y aparecen en contextos indígenas o fenicios. Los especialistas consideran que su llegada no se debió producir a través del mercado regular griego, sino que lo más probable es que estos materiales de producción helénica se introdujeran a través de los comerciantes fenicios, que estaban realizando intensos y fructíferos intercambios con los griegos en la zona del Mediterráneo Central. Estas producciones adquirieron un valor intrínseco y simbólico en los ambientes peninsulares del s. VIII a.C. (Domínguez 1996: 19 – 20; Lombardo 2002: 74).

Es a partir del s. VI a.C. en que se produce un auge en la presencia de estas elaboraciones griegas en la Península, que aparecen especialmente en las áreas costeras, además este aumento podría atestiguar la presencia del comercio foceo como tal en este territorio, aunque no se puede descartar que estos productos continuaran llegando a través de los fenicios. Estos objetos tienen tendencia a concentrarse en las desembocaduras de los ríos Segura, Ebro y Llobregat, así como en el Ampurdán. Esta distribución da una cierta pauta de cuales fueron los sitios principales que interesaron a los griegos de origen foceo para establecer su red de puntos de comercio en el Mediterráneo, donde es visible que en la zona del Golfo de Rosas  hay una cierta predilección, ya que es donde se han localizado una abundancia y variedad de estos materiales  (Domínguez 1996: 47; Lombardo 2002: 74).

A pesar de estas actividades de interacción e intercambio de las que son testimonios, las importaciones no parecen haber dado lugar a la fundación y el desarrollo de asentamientos helénicos estables, excepto en el norte de Cataluña en una área que queda bajo el horizonte massaliota. Sí que es verdad que las fuentes clásicas hacen referencia a la existencia de diversos establecimientos permanentes de origen griego a lo largo del litoral peninsular, aunque a través de la arqueología no se ha podido corroborar su existencia, con la excepción de Ampurias que junto a Rosas son los únicos asentamientos griegos identificados con certeza, los cuales conocemos tanto a través de las fuentes clásicas como la arqueología. Los estudios arqueológicos realizados durante las últimas décadas en la ciudad griega de Empórion han permitido profundizar, interpretar y conocer mejor las etapas más antiguas del enclave foceo en el extremo meridional de la bahía de Rosas (Almagro 1948: 38; Lombardo 2002: 75 -  76 – 77; Santos et al. 2013: 103).

El establecimiento griego de Ampurias se localiza en el noreste peninsular, en el Golfo de Rosas, en la provincia de Girona.  El núcleo originario  presenta una ubicación estratégica en un pequeño islote sobre un antiguo promontorio cercano a la costa, donde ocuparon una pequeña superficie de 300 m. A través de los testimonios transmitidos por Estrabón (III, 4,8) se ha podido conocer que este primer enclave fue identificado con el término de Palaiápolis «ciudad antigua», el cual se encuentra bajo el actual centro urbano de San Martín de Ampurias, lo que ha dificultado en muchas ocasiones su estudio  (Almagro 1948: 38; Santos et al. 2013: 103).

Plano esquemático de la Palaiápolis de Emporion
(Almagro 1964: 9)
El litoral emporitano con el paso del tiempo ha sufrido grandes transformaciones, por lo que hoy en día es muy diferente a cómo debía ser en la antigüedad, aunque por medio de las fuentes clásicas en las que aparece descrito el aspecto que debía presentar el territorio, se ha podido conocer que se caracterizaba por ser un lugar favorable para la navegación de cabotaje, debido a su puerto natural; y que en la área de Empórion destacaba la calidad de la tierra, la cual era muy fértil,  características que debieron favorecer la consolidación de un núcleo portuario indígena  y el posterior establecimiento de los foceos en esta región, ya que  por un lado tenían la posibilidad de explotar recursos agrícolas y de llevar a cabo una actividad comercial basada en la exportación e importación de productos. Además, era un espacio próximo a la desembocadura de los ríos Fluvià y Ter, que garantizaba el agua potable y el acceso a las tierras del interior por la vía fluvial. Aunque, posteriormente, los colonos se establecieron en una región más al sur de la Palaiápolis, donde desarrollaron su núcleo definitivo (Domínguez 1996: 70; Oller 2009: 193; Santos et al. 2013: 103).

Ubicación de la Palaiápolis respecto a la Neapolis
(Almagro 1964: 6)

Seguidamente, en lo que se refiere a la procedencia de los colonos que llevaron a cabo la fundación de Ampurias no se observa un consenso  entre las fuentes clásicas. Por un lado, autores como Plinio (3. 14) o Tito Livio (34. 3) afirman que  esta acción fue realizada por colonos originarios de la región griega de Focea (Asia Menor), los cuales fundaron Ampurias a la vez que otro grupo de foceos  establecieron Massalia. En cambio, otros autores como Estrabón (3. 4) defiende que Empórion es el resultado de una fundación realizada por los focenses que se habían establecido en Marsella con anterioridad; esta  última es la propuesta más aceptada entre los especialistas (Santos et al. 2013: 105).

Por otro lado, los especialistas que han analizado este yacimiento consideran que el asentamiento griego que se realizó en la  Palaiápolis no se correspondería con una propia apoikia, sino que más bien habría consistido en un enclave de ocupación temporal que habría desarrollado la función de emporion, ya que reuniría las características idóneas que los foceos buscaban para el establecimiento de sus empresas marítimas y comerciales.  Consideran que  el carácter comercial de este pequeño territorio también es visible en el topónimo de la ciudad Empórion.  En griego ἐμπόριον significa  «mercado» o «lugar de comercio», lo que aludiría a la principal actividad que se debió realizar en el lugar y el origen comercial de este. Cronológicamente, es un fenómeno que se ha situado hacia la primera mitad del s. VI a.C., en un momento anterior al establecimiento definitivo de estos en la Neapolis en el 575 a.C. El hecho de establecerse de forma temporal en un territorio y después en la misma región trasladarse a otro lugar más estable es un hecho bien documentado en otras áreas del ámbito colonial griego  se  trata de un proceso de consolidación de la presencia griega en territorio indígena (Domínguez 1996: 51; Lombardo 2002: 74; Oller 2009: 194; Olesti 1996: 141).

Los resultados que han aportado las investigaciones arqueológicas realizadas en el promontorio de San Martín de Ampurias, donde se erigió el primer enclave griego, han permitido conocer que era una zona habitada por los indigetes, pobladores indígenas del Empurdán, los cuales ocuparon la zona de la Palaiápolis desde el s. XII a.C. hasta el s. VII a.C., fue en este contexto de ocupación plenamente autóctono que durante el s.VI a.C. se produjeron los primeros contactos con el comercio foceo proveniente desde Massalia. Este hecho se ha observado arqueológicamente, ya que a través de la estratigrafía se ha podido observar una ruptura con la tradición anterior y se empieza a observar un gran influjo de objetos de origen foceo que aparece en los mismos contextos que las producciones indígenas; y es visible un disminución de los productos fenicios que hasta el momento habían sido unos de los más habituales, puesto que eran los que frecuentaban la costa levantina peninsular. Además, esta realidad dejaría  entrever una realidad culturalmente mixta, donde la población local debió continuar siendo esencial para el desarrollo de las actividades comerciales y artesanales de la región, los cuales progresivamente  se fueron integrando dentro de los modelos comerciales que desarrollaron los griegos (Domínguez 1996: 52; Oller 2009: 188 -190; Santos et al. 2013: 103 - 105).

Finalmente, parece ser que la relación entre los indigetes y los recién llegados fue muy estrecha y cordial, de las cuales hay indicios en las fuentes textuales. Los estudiosos consideran que dicha afinidad podría haber sido propiciada por la proximidad que había entre ambos enclaves, lo que les llevó a un intenso intercambio cultural y una autentica cooperación mercantil entre ambas culturas en la área emporitana. Esto es un caso peculiar, ya que esta buena aceptación por parte de los locales no fue una constante en la expansión colonial griega, más bien al contrario. En cualquier caso, la convivencia debió ser provechosa para ambas comunidades desde el periodo inicial, puesto que de no ser así no se habría producido la posterior fusión política y el desarrollo de una auténtica polis greco-indígena (Olesti 1996: 141 - 142; Oller 2009: 189 – 195).

Bibliografía
-          
 ALMAGRO, M.,  (1948), “Ampurias”,  Cahiers d’histoire et d’archéologie (Institut d’études occitanes. Nîmes), nº 9- 10, pp. 38 – 45.

ALMAGRO, M., (1964),  Excavaciones en la Palaiápolis de Ampurias, Madrid.


 DOMÍNGUEZ, J.A., (1996), Los griegos en la Península Ibérica, Madrid.

 
LOMBARDO, M., (2002), “Emporoi, Emporion, Emporitai: Forme e dinamiche deia presenza greca nella Penisola Iberica”, en Urso, G. (ed.), Hispania terris ómnibus felicior. Premesse et esiti di un proceso di integrazione. Atti del convegno internazionale, Cividale del Friuli, 27 – 29 settembre 2001, Pisa, pp. 73 – 86.

SANTOS, M.; CASTANYER, P.; TREMOLEDA, J., (2013), “Emporion arcaica: los ritmos y las fisonomías de los dos establecimientos originarios, a partir de los últimos datos arqueológicos”, en  Bouffer, S.; Hermary, A. (eds.), L’Occident Grec de Marseille à Mégara Hyblaea,  pp. 103 – 113.


 OLESTI, O., (1996), “El territorio de la colònia grega d’Empúries i la colonització focea a Catalunya”, Faventia, nº 18/2, pp. 141 – 143.

 
 OLLER, M., (2009), “Griegos e indígenas en Empórion (siglos VI – IV a.C.): un estado de la cuestión” Faventina Supplementa, nº 2, pp. 187 -  202.


  Cristina Rubio Vicens




martes, 6 de diciembre de 2016

El gran conjunto templario de Selinunte


Este gran conjunto de templos que hoy comentamos forma el conocido Parque Arqueológico de Selinunte, siendo este uno de los más grandes de Europa. Este conjunto, responde tipológicamente a recintos que ya hemos visto anteriormente como es el caso de Siracusa, y otros que nos hemos visto como Velia o Agrigento. Hablábamos en el caso de Siracusa de conjuntos templarios que eran colocado en una enorme zona escarpada que recibía el nombre de Acrópolis, término que llega a estas colonias de la madre patria. (LA TORRE 2015: 273). Pero lejos de ser solo el Acrópolis el único lugar donde se colocan los templos, Selinunte tiene un área sagrada que se divide en cuatro zonas: al sur, la Acrópolis y los escarpados acantilados que caen al mar; al norte, la colina de Manuzza, donde se hallada la ciudad propiamente dicha; al este, los templos denominados E, F y G, posiblemente dedicados a las divinidades de Hera, Atenea y Zeus; y al oeste, el santuario de Demetra Malophoros. De este modo encontraremos conjuntos templarios en diferentes ubicaciones, encontrando santuarios urbanos, periurbanos y extraurbanos, construidos en caliza local y aunque estén separadas estas zonas, ambas miran hacia el mar. 
Plano del Parque Arqueológico de Selinunte


Este complejo y toda la ciudad fueron destruidos por los cartagineses en el 250 a.C, pero a pesar de ello, las excavaciones han permitido sacar una enorme cantidad de restos y salvaguardar ricos edificios monumentales. El primer complejo que vamos a comentar es el del Acrópolis, el cual se haya en el borde suroriental de este escarpado lugar, siendo claramente el sistema templario más importante y complejo de la ciudad. (LA TORRE 2015: 283) Este espacio como ocurría en santuarios posteriormente comentado cuanta con una pared delimitadora, el témenos, ya creado antes del siglo VI a.C. Este muro según argumenta La Torre crea dos platéia (plaza), una en el lado sur del complejo, junto a los acantilados, y otro al oeste. Esta última platéia es donde se encontraban unos propileos monumentales que permitían la entrada al santuario. 

Fotografía aérea del recinto sagrado

 Los edificios más antiguos datan de finales del siglo VII, principios del VI, y se encuentran al norte de la platéia norte. En primer lugar, nos encontramos con un megarón, un edificio de planta estrecha y alargada (5, 32 por 17, 85 m), articulado con una cella de gran profundidad, con dos columnas de madera que se colocan en la zona central y dividen el espacio, tras esta naos se encontraría el ádyton.

 Los edificios principales de esta zona son dos grandes recintos perípteros, dóricos, denominados templos C y D. Ambos con una planimetría alargada, construidos en torno al 570-560 a.C y que parecen tener similitudes con el templo de Apolo en Siracusa. (LA TORRE 2015: 284)

El templo C tiene unas dimensiones de 23, 8 por 63, 75 metros, con un basamento de cuatro gradas. Tiene 6 por 17 columnas, dispuestas en doble hilera en la fachada. La construcción de esta pasa del monolito al sistema de tambores a medida que vamos progresando hacia el oeste. Siguiendo la tradición de los templos de Selinunte, encontramos una cella alargada son apoyo interno, precedida de un pronaos y con un ádyton posterior. El pórtico se encontraba cerrado por un par de puertas y el santuario presentaba un área de pavimentado realzado. (LA TORRE 2015: 284) Es interesante comentar los ricos decorados escultóricos que este templo albergaba y que hoy se encuentran en el Museo de Palermo, estas obras son un conjunto de metopas que albergaban temas mitológicos como Hércules o Cécrope, Perseo y Medusa o el carro de Apolo y Artemis. En cuanto al templo D, este es el más septentrional. Con unas medidas de 23, 5 por 55, 6, y tenía 6 por 13 columnas. Ambos edificios contaban además con un altar que estaba fuera del recinto sagrado, pero con contaban con grandes dimensiones.


Planta del templo C

Restos del templo C

Decoración del templo C
En cuanto a la parte sur del santuario, este tenía un edificio de tipo megarón arcaico (templo P), construido con una cella y un ádyton. Al norte de este encontramos el templo O, el cual es identificado como un templo períptero de época clásica, del que hoy solo conservamos los cimientos ya que es posible que este no se concluyera.

Sobre este, y con iguales dimensiones se encuentra el templo A, el más antiguos de los dos, construido en torno al a.C. Es una obra períptera, dórica, con unas dimensiones de 40, 31 por 16, 13 m, con 6 por 14 columnas. Cuenta además de pronaos y opistodomos, este último permitido por el acortado de la cella. En esta cámara trasera se han encontrado una serie de cortes que permitirían albergar un pedestal para una estatua.

 Como también hemos observado en otros recintos sagrados, los problemas de identificación de culto son extremadamente complicados. Esto se debe a que gran parte de los templos, han sido mutilados o su supervivencia es menos que unos pocos cimientos. Pero en ocasiones los fragmentos decorativos permiten al menos un acercamiento a las divinidades que allí se adoraban. Para reconocer las divinidades de los templos C y D los expertos se han ayudado de u conjunto de dinteles, triglifos, metopas, etc. Pero el hallazgo más importante que aclara este misterio de las atribuciones es el templo suburbano G. (LA TORRE 2015:285)

Este templo G, es iniciado a finales del VI a.C pero la construcción se abandonó en el 480 a.C Es uno de los más grandes de Selinunte y es conocido como templo de Apolo. Tiene unas dimensiones de 50 por 110 m. es de estilo dórico y períptero. La planta de este templo es compleja, con 8 por 17 columnas, cuenta con un pronaos al que se accede a través de dos columnas in antis que crean un triple acceso a la cella. Esta cella tiene dos líneas de columnas que parte en espacio en tres, siendo la nave central la que nos guía hasta el ádyton, mientras las otras dos crean espacios que permiten circundar el central. Finalmente es rematado con un opistodomos con dos columnas in antis. Esta parte posterior del templo, con una enorme zona para la estatua de culto, tiene como modelo el Dydimaion de Mileto. La Torre a demostrado que este templo, y en general este conjunto sagrado podría desempeñar una función de recinto sagrado urbano, al igual que en la zona del Acrópolis, ya que en la zona posterior se ha encontrado un naiskos (templete), en el cual se ha encontrado la inscripción de la victoria gracias a los dioses. De este modo el templo puede ser identificado con el Olympeion más que con el Apollonion. De este modo los santuarios de esta colina este, podrían desempeñar también una función primaria, habiendo sido dedicados a deidades tan grandes como Zeus y Hera. (LA TORRE 2015:287-89)
Diferencias entre planimetrias de Selinunte
Restos del templo G

En él se ha hallado una gran tabla, con una inscripción monumental que hace referencia a una victoria militar obtenida por la ciudad gracias al apoyo de Zeus, Fobos, Hércules, Apolo, Poseidón, Tindareo y Demeter. Las excavaciones llevadas a cabo en el siglo XIX del recinto del santuario han permitido establecer que el templo C pertenecía a la divinidad de Apolo y el D a la de Atenea, ambos presentes en la gran tabla y ambas deidades principales de los cultos griegos. Se le atribuye el megarón junto al templo C a Demeter, siendo los templos meridionales (A y O) obras dedicadas a Poseidon y los Dioscuros. (LA TORRE 2015: 285)

Este templo alejado del Acrópolis no se haya solitario, sino que junto a él está el templo F, que forma con el G y el E un conjunto templario triple. El F ocupa la cara oriental de la colina donde se encuentran, siendo también el más antiguo de los tres, fechado entre el 560 y el 540 a.C. Su estilo es dórico y períptero, con unas dimensiones de 61, 84 por 24, 43 m y con 4 por 14 columnas. Su planta tiene similitudes con el templo C con una doble hilera de columnas en la parte delantera. El interior es alargado y estrecho, con pronaos y ádyton cubriendo el este y oeste de la cella.  Se han hallado a pesar de estos bastante dañados restos de metopas que representan a dioses enfrentándose a los gigantes. 

El último de los templos suburbanos de este complejo es el tempo E, el templo de Hera. Antes de este templo se hallaba otra que fue destruido según argumenta La Torre (LA TORRE 2015: 287) alrededor del 510 a.C. La construcción hoy visible es un poco más grande que la primeriza, construida en el periodo proto-arcaico, entre el 470-460 a.C. Se trata de un templo períptero, de 6 por 15 columnas, de 25, 32 por 67, 73 m. Su planta, como de costumbre es alargada, con pronaos y opistodomos. En sus pórticos se han hallado cinco metopas realizadas en piedra caliza con la representación de parejas mitológicas como Zeus y Hera o Hércules y las Amazonas. Este templo, como su predecesor, fue víctima de una catástrofe natural, un terremoto lo derrumbo hasta que en los años 60 fue levantado mediante el procedimiento de la anastilosis.


Templo de Hera

Decoración de unas de las metopas














     


Antes de acabar con este complejo compendio de recintos sagrados, debemos hacer mención al santuario de Malaphoros, un santuario extraurbano. Este santuario es asimilado por los griegos con Demeter, la diosa de la fecundidad. El desarrollo del recinto también tiene un témenos de 3 m de altura. Su entrada eran unos propileos, que daban paso a un templo que era un megarón con pronaos, cella y ádyton. Dentro de este recinto sagrado, como en la Acrópolis, se ha encontrado un altar de gran tamaño donde se realizaban los sacrificios. En este se han encontrado un conjunto de doce mil estatuillas votivas realizadas en terracota pertenecientes a varias épocas y que son representaciones femeninas. 
Fotografía aérea del santuario de Malaphoros

Plano del santuario de Malaphoros


Sin duda alguna, este recinto sagrado de Selinunte es el más grande y complejo de los vistos hasta ahora en este blog. En el podemos observar como en los otros un proceso evolutivo de los templos, pasando del megarón arcaico a obras claramente clásicas donde albergamos edificios con pronaos, cella y opistodomos. Nos ofrecen así una visión constante de la evolución que están sufriendo las estructuras sagradas no solo en estas colonias de la Magna Grecia, sino en todo el mundo griego.  

Alejandro Sastre Laso

Bibliografía: 
  • ·         LA TORRE. G., Sicilia e Magna Grecia, Archeologia della colonizzazione greca d´Occidente, Laterza, Roma, 2015.