martes, 6 de diciembre de 2016

El gran conjunto templario de Selinunte


Este gran conjunto de templos que hoy comentamos forma el conocido Parque Arqueológico de Selinunte, siendo este uno de los más grandes de Europa. Este conjunto, responde tipológicamente a recintos que ya hemos visto anteriormente como es el caso de Siracusa, y otros que nos hemos visto como Velia o Agrigento. Hablábamos en el caso de Siracusa de conjuntos templarios que eran colocado en una enorme zona escarpada que recibía el nombre de Acrópolis, término que llega a estas colonias de la madre patria. (LA TORRE 2015: 273). Pero lejos de ser solo el Acrópolis el único lugar donde se colocan los templos, Selinunte tiene un área sagrada que se divide en cuatro zonas: al sur, la Acrópolis y los escarpados acantilados que caen al mar; al norte, la colina de Manuzza, donde se hallada la ciudad propiamente dicha; al este, los templos denominados E, F y G, posiblemente dedicados a las divinidades de Hera, Atenea y Zeus; y al oeste, el santuario de Demetra Malophoros. De este modo encontraremos conjuntos templarios en diferentes ubicaciones, encontrando santuarios urbanos, periurbanos y extraurbanos, construidos en caliza local y aunque estén separadas estas zonas, ambas miran hacia el mar. 
Plano del Parque Arqueológico de Selinunte


Este complejo y toda la ciudad fueron destruidos por los cartagineses en el 250 a.C, pero a pesar de ello, las excavaciones han permitido sacar una enorme cantidad de restos y salvaguardar ricos edificios monumentales. El primer complejo que vamos a comentar es el del Acrópolis, el cual se haya en el borde suroriental de este escarpado lugar, siendo claramente el sistema templario más importante y complejo de la ciudad. (LA TORRE 2015: 283) Este espacio como ocurría en santuarios posteriormente comentado cuanta con una pared delimitadora, el témenos, ya creado antes del siglo VI a.C. Este muro según argumenta La Torre crea dos platéia (plaza), una en el lado sur del complejo, junto a los acantilados, y otro al oeste. Esta última platéia es donde se encontraban unos propileos monumentales que permitían la entrada al santuario. 

Fotografía aérea del recinto sagrado

 Los edificios más antiguos datan de finales del siglo VII, principios del VI, y se encuentran al norte de la platéia norte. En primer lugar, nos encontramos con un megarón, un edificio de planta estrecha y alargada (5, 32 por 17, 85 m), articulado con una cella de gran profundidad, con dos columnas de madera que se colocan en la zona central y dividen el espacio, tras esta naos se encontraría el ádyton.

 Los edificios principales de esta zona son dos grandes recintos perípteros, dóricos, denominados templos C y D. Ambos con una planimetría alargada, construidos en torno al 570-560 a.C y que parecen tener similitudes con el templo de Apolo en Siracusa. (LA TORRE 2015: 284)

El templo C tiene unas dimensiones de 23, 8 por 63, 75 metros, con un basamento de cuatro gradas. Tiene 6 por 17 columnas, dispuestas en doble hilera en la fachada. La construcción de esta pasa del monolito al sistema de tambores a medida que vamos progresando hacia el oeste. Siguiendo la tradición de los templos de Selinunte, encontramos una cella alargada son apoyo interno, precedida de un pronaos y con un ádyton posterior. El pórtico se encontraba cerrado por un par de puertas y el santuario presentaba un área de pavimentado realzado. (LA TORRE 2015: 284) Es interesante comentar los ricos decorados escultóricos que este templo albergaba y que hoy se encuentran en el Museo de Palermo, estas obras son un conjunto de metopas que albergaban temas mitológicos como Hércules o Cécrope, Perseo y Medusa o el carro de Apolo y Artemis. En cuanto al templo D, este es el más septentrional. Con unas medidas de 23, 5 por 55, 6, y tenía 6 por 13 columnas. Ambos edificios contaban además con un altar que estaba fuera del recinto sagrado, pero con contaban con grandes dimensiones.


Planta del templo C

Restos del templo C

Decoración del templo C
En cuanto a la parte sur del santuario, este tenía un edificio de tipo megarón arcaico (templo P), construido con una cella y un ádyton. Al norte de este encontramos el templo O, el cual es identificado como un templo períptero de época clásica, del que hoy solo conservamos los cimientos ya que es posible que este no se concluyera.

Sobre este, y con iguales dimensiones se encuentra el templo A, el más antiguos de los dos, construido en torno al a.C. Es una obra períptera, dórica, con unas dimensiones de 40, 31 por 16, 13 m, con 6 por 14 columnas. Cuenta además de pronaos y opistodomos, este último permitido por el acortado de la cella. En esta cámara trasera se han encontrado una serie de cortes que permitirían albergar un pedestal para una estatua.

 Como también hemos observado en otros recintos sagrados, los problemas de identificación de culto son extremadamente complicados. Esto se debe a que gran parte de los templos, han sido mutilados o su supervivencia es menos que unos pocos cimientos. Pero en ocasiones los fragmentos decorativos permiten al menos un acercamiento a las divinidades que allí se adoraban. Para reconocer las divinidades de los templos C y D los expertos se han ayudado de u conjunto de dinteles, triglifos, metopas, etc. Pero el hallazgo más importante que aclara este misterio de las atribuciones es el templo suburbano G. (LA TORRE 2015:285)

Este templo G, es iniciado a finales del VI a.C pero la construcción se abandonó en el 480 a.C Es uno de los más grandes de Selinunte y es conocido como templo de Apolo. Tiene unas dimensiones de 50 por 110 m. es de estilo dórico y períptero. La planta de este templo es compleja, con 8 por 17 columnas, cuenta con un pronaos al que se accede a través de dos columnas in antis que crean un triple acceso a la cella. Esta cella tiene dos líneas de columnas que parte en espacio en tres, siendo la nave central la que nos guía hasta el ádyton, mientras las otras dos crean espacios que permiten circundar el central. Finalmente es rematado con un opistodomos con dos columnas in antis. Esta parte posterior del templo, con una enorme zona para la estatua de culto, tiene como modelo el Dydimaion de Mileto. La Torre a demostrado que este templo, y en general este conjunto sagrado podría desempeñar una función de recinto sagrado urbano, al igual que en la zona del Acrópolis, ya que en la zona posterior se ha encontrado un naiskos (templete), en el cual se ha encontrado la inscripción de la victoria gracias a los dioses. De este modo el templo puede ser identificado con el Olympeion más que con el Apollonion. De este modo los santuarios de esta colina este, podrían desempeñar también una función primaria, habiendo sido dedicados a deidades tan grandes como Zeus y Hera. (LA TORRE 2015:287-89)
Diferencias entre planimetrias de Selinunte
Restos del templo G

En él se ha hallado una gran tabla, con una inscripción monumental que hace referencia a una victoria militar obtenida por la ciudad gracias al apoyo de Zeus, Fobos, Hércules, Apolo, Poseidón, Tindareo y Demeter. Las excavaciones llevadas a cabo en el siglo XIX del recinto del santuario han permitido establecer que el templo C pertenecía a la divinidad de Apolo y el D a la de Atenea, ambos presentes en la gran tabla y ambas deidades principales de los cultos griegos. Se le atribuye el megarón junto al templo C a Demeter, siendo los templos meridionales (A y O) obras dedicadas a Poseidon y los Dioscuros. (LA TORRE 2015: 285)

Este templo alejado del Acrópolis no se haya solitario, sino que junto a él está el templo F, que forma con el G y el E un conjunto templario triple. El F ocupa la cara oriental de la colina donde se encuentran, siendo también el más antiguo de los tres, fechado entre el 560 y el 540 a.C. Su estilo es dórico y períptero, con unas dimensiones de 61, 84 por 24, 43 m y con 4 por 14 columnas. Su planta tiene similitudes con el templo C con una doble hilera de columnas en la parte delantera. El interior es alargado y estrecho, con pronaos y ádyton cubriendo el este y oeste de la cella.  Se han hallado a pesar de estos bastante dañados restos de metopas que representan a dioses enfrentándose a los gigantes. 

El último de los templos suburbanos de este complejo es el tempo E, el templo de Hera. Antes de este templo se hallaba otra que fue destruido según argumenta La Torre (LA TORRE 2015: 287) alrededor del 510 a.C. La construcción hoy visible es un poco más grande que la primeriza, construida en el periodo proto-arcaico, entre el 470-460 a.C. Se trata de un templo períptero, de 6 por 15 columnas, de 25, 32 por 67, 73 m. Su planta, como de costumbre es alargada, con pronaos y opistodomos. En sus pórticos se han hallado cinco metopas realizadas en piedra caliza con la representación de parejas mitológicas como Zeus y Hera o Hércules y las Amazonas. Este templo, como su predecesor, fue víctima de una catástrofe natural, un terremoto lo derrumbo hasta que en los años 60 fue levantado mediante el procedimiento de la anastilosis.


Templo de Hera

Decoración de unas de las metopas














     


Antes de acabar con este complejo compendio de recintos sagrados, debemos hacer mención al santuario de Malaphoros, un santuario extraurbano. Este santuario es asimilado por los griegos con Demeter, la diosa de la fecundidad. El desarrollo del recinto también tiene un témenos de 3 m de altura. Su entrada eran unos propileos, que daban paso a un templo que era un megarón con pronaos, cella y ádyton. Dentro de este recinto sagrado, como en la Acrópolis, se ha encontrado un altar de gran tamaño donde se realizaban los sacrificios. En este se han encontrado un conjunto de doce mil estatuillas votivas realizadas en terracota pertenecientes a varias épocas y que son representaciones femeninas. 
Fotografía aérea del santuario de Malaphoros

Plano del santuario de Malaphoros


Sin duda alguna, este recinto sagrado de Selinunte es el más grande y complejo de los vistos hasta ahora en este blog. En el podemos observar como en los otros un proceso evolutivo de los templos, pasando del megarón arcaico a obras claramente clásicas donde albergamos edificios con pronaos, cella y opistodomos. Nos ofrecen así una visión constante de la evolución que están sufriendo las estructuras sagradas no solo en estas colonias de la Magna Grecia, sino en todo el mundo griego.  

Alejandro Sastre Laso

Bibliografía: 
  • ·         LA TORRE. G., Sicilia e Magna Grecia, Archeologia della colonizzazione greca d´Occidente, Laterza, Roma, 2015. 

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