martes, 6 de diciembre de 2016

Selinunte: la hermana pequeña de Mégara Hiblea

Sobre una suave colina a orillas del mar se asentaron los colonos procedentes de la ya citada en el blog Megara Hyblea, cuyo origen mi compañera Cristina Rubio ya ha detallado extensamente en su entrada. A priori no era un emplazamiento natural muy bueno, pero los colonos griegos fijaron su vista en lo que después sería Selinunte gracias a su extenso terreno disponible para la explotación agrícola y por la presencia de un puerto.
Como sucedía con otras colonias, convivieron en un primer momento con el poblado sicano de la Manuzza, que acabó difuminado bajo la influencia griega, llegando los colonos a establecer uno de sus primeros cementerios en el antiguo asentamiento indígena (Boardman, 1983: 191). 


Vista aérea de la acrópolis de Selinunte, sobre la colina que dominaba la costa. En la imagen se distingue muy bien el templo dórico urbano de grandes dimensiones que aún queda en pie en la acrópolis. Fuente: http://www.sicilyincoming.com/selinunte.html


Reconstrucción realizada por Gustave Fougères en 1910.
Fuente: Wikipedia.



Existieron varios cementerios con numerosas tumbas, donde se hallaron mutltiud de objetos de ajuar, especialmente estatuillas y cerámica. La explotación agrícola permitió que la ciudad se enriqueciera rápidamente, lo que propició su expansión desde el s. VI a.C., momento a partir del cual se conoce un entramado urbano regular. La morfología del territorio, la colina emplazada entre el río Medione -antiguo Selinus- y el Gorgo Crotone, condicionaba que la ciudad se dividiera en dos grandes zonas, la noroccidental y la suroriental, que se estructuraron según los mismos principios urbanísticos (Mayer, 1998: 106), quedando al sur la acrópolis amurallada. Según cálculos demográficos, la ciudad podría haber alcanzado la cifra de 80.000 habitantes (http://www.selinunteservice.com/parco_inglese.htm), o incluso 200.000 (http://www.selinunteservice.com/parco.htm), cifra que personalmente considero exagerada, pero que implica una compleja organización para el funcionamiento de la vida urbana, por lo que es comprensible la gran extensión que tiene el yacimiento, que se convierte en uno de los más extensos de Italia.

En un primer momento, comprendido entre el 650 y el 600 a.C., las primeras evidencias eran eminentemente domésticas y religiosas; las primeras halladas entre la colina de Manuzza y la acrópolis, y aunque las excavaciones han sido parciales, son muy similares a las halladas en Mégara Hiblea, de unos dos metros de alto y alineadas perpendicularmente a las manzanas, además de abiertas a un patio hacia el sur. En una segunda etapa comprendida entre el 600 y el 550 a.C. se levanta en piedra el templo a Deméter Malóforos, y a unos 300 metros al NE del templo de Deméter se levantó el llamado Templo M, fechado hacia el 560 a.C. Un tercer periodo se establece entre los años 550 y 500 a.C., momento en el que empieza a construirse la muralla de la ciudad, que seguía el lecho del río Cotone a una distancia de entre 30 y 100 metros. La cara interna fue construida con bloques de pequeños tamaño, y un camino pavimentado de 6,5 metros de ancho conectaba el interior de la muralla. Solo dos accesos fueron descubiertos por las excavaciones: dos torres semicirculares flanquedas por puertas dobles. Por último, la etapa entre el 500 y el 450 a.C. se caracteriza por la construcción de dos templos muy similares a los construidos en los siglos anteriores en la acrópolis, el Templo A y el Templo O. Por su parte, el Templo E empezó a tomar forma en la colina de Marinella. (De Angelis, 2003: 128-138).
Las manzanas del entramado urbano tienen planta rectangular, teniendo una anchura media de 32,8 metros, que equivalen a 100 pies dóricos; unidas entre sí mediante calles pavimentadas de dimensiones ligeramente superiores que las calles del plano urbano griego normal. De esta manera, el espacio fue poco a poco ocupado por edificios de cada vez mayor monumentalidad, sobre todo a partir del s. VI, especialmente visible en el área sagrada de la acrópolis y en el ágora de planta trapezoidal aún no identificada (Domínguez Monedero, 2006: 303).
Planta de Selinunte. Se aprecia muy bien el sistema de stenopos y plateias que articula la ciudad y la organiza. Asimismo, se representa cómo debía ser el ágora, basándose en el modelo de la metrópolis, Mégara Hiblea, de planta trapezoidal. Fuente: De Angelis, 2003: 129.
Se presupone que el ágora copiaba la planta de aquella que vimos la semana pasada en Mégara Hyblea, su polis de origen, que era de forma trapezoidal para adaptarse a la topografía, pero no se ha identificado aún su emplazamiento seguro, aunque se presupone entorno a la colina de la Manuzza.
Las defensas de la ciudad han sido descubiertas en las últimas décadas de excavaciones, dejando al descubierto las murallas que “delimitaban el área urbana más baja a lo largo de los ríos y han inducido a calcular la superficie de la ciudad en unas cien hectáreas” (Mayer, 1998: 106). La protección de la ciudad habría sido completada posteriormente por dos cuencas portuarias que ocupaban parte del valle, pero que debido a los estudios de paleocosta, se ha descubierto están actualmente bajo la arena. La puerta norte, que discurría N-S hasta la acrópolis, es la mejor conservada.

Respecto a la actividad religiosa, existían templos tanto urbanos como extraurbanos, que seguían igualmente la planificación y ordenación del resto de la ciudad. El área sacra se hallaba dividida en varios recintos sagrados denominados temenoi, destacando el santuario de Deméter Maloforos, de donde proceden muchos de los datos sobre el arte colonial griego. Al igual que en los contextos funerarios, la cerámica hallada en este recinto es corintia al principio, siendo paulatinamente sustituida por la cerámica ática en el segundo cuarto del s. VI, aunque también hay hallazgos de otros materiales orientales (espartanos, rodios e incluso un vaso orientalizante fechado en el s. VII a.C., de los primeros momentos de la ciudad).

En el 409 a.C., sin embargo, la ciudad sufrió un duro revés debido al asedio cartaginés propiciado por la enemistad de Selinunte con Segesta, que pidió ayuda a los púnicos contra su rival. Tras un duro asedio, la ciudad es destrozada y sus habitantes masacrados y expulsados, aunque en el 408 a.C. es reocupada por Hermócrates de Siracusa, dotando a la ciudad de nuevas defensas. Desde entonces se convirtió en un emplazamiento disputado entre Siracusa y Cartago, lo que propició el refuerzo del sistema defensivo de la ciudad, compuesto por un sistema de fosos, caminos de ronda y una batería de varios pisos defendida por torreones para la artillería. Un nuevo asentamiento púnico se instaló sobre el antiguo nivel colonial durante la dominación púnica, hasta que en el 250 a.C. la ciudad fue abandonada definitivamente en vísperas del estallido de la Primera Guerra Púnica, trasladándose la población a Lilybaeum (Mayer y Rodà, 1998: 108).

Puerta norte de la fortificación que protegía la acrópolis. Se observa muy bien cómo los sillares han sido perfectamente tallados y colocados a hueso, creando una estructura defensiva  de gran tamaño. Fuente: Panoramio (M.A. Mato)
Tiempo después fue esporádicamente ocupada en época bizantina, árabe (fortificación en el s. IX) y en época Suabia, hasta que en el Renacimiento la investigación empezó a fijarse en el potencial arqueológico de Selinunte. Pero fue la Escuela Francesa la que redescubrió la ciudad arcaica y clásica, gracias a las excavaciones y la fotografía aérea (De Angelis, 2003: 132).

Bibliografía

-De Angelis, F. (2003):  Megara Hyblaia and Selinous : the development of two Greek city-states in archaic Sicily, Oxford: Oxford University School of Archaeology.

-Domínguez Monedero (2006): "Greeks in Sicily", Greek Colonisation. An account of greek colonies and other settlements overseas, vol. 1, pp. 253-259.

-Mayer, M., Rodà, I. coords. (1998): Ciudades Antiguas del Mediterráneo, Barcelona: Lunwerg Editores.

Recursos Web


María Ruiz Vega

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