Sobre una suave colina a orillas
del mar se asentaron los colonos procedentes de la ya citada en el blog Megara
Hyblea, cuyo origen mi compañera Cristina Rubio ya ha detallado extensamente en
su entrada. A priori no era un emplazamiento natural muy bueno, pero los
colonos griegos fijaron su vista en lo que después sería Selinunte gracias a su
extenso terreno disponible para la explotación agrícola y por la presencia de
un puerto.
Como sucedía con otras colonias,
convivieron en un primer momento con el poblado sicano de la Manuzza, que acabó difuminado bajo la influencia griega, llegando los colonos a establecer uno de sus primeros cementerios en el antiguo asentamiento indígena (Boardman, 1983: 191).

Vista aérea de la acrópolis de Selinunte, sobre la colina que dominaba la costa. En la imagen se distingue muy bien el templo dórico urbano de grandes dimensiones que aún queda en pie en la acrópolis. Fuente: http://www.sicilyincoming.com/selinunte.html

Vista aérea de la acrópolis de Selinunte, sobre la colina que dominaba la costa. En la imagen se distingue muy bien el templo dórico urbano de grandes dimensiones que aún queda en pie en la acrópolis. Fuente: http://www.sicilyincoming.com/selinunte.html
Reconstrucción realizada por Gustave Fougères en 1910. Fuente: Wikipedia. |
Existieron varios cementerios con numerosas tumbas, donde se hallaron
mutltiud de objetos de ajuar, especialmente estatuillas y cerámica. La
explotación agrícola permitió que la ciudad se enriqueciera rápidamente, lo que
propició su expansión desde el s. VI a.C., momento a partir del cual se conoce
un entramado urbano regular. La morfología del territorio, la colina emplazada
entre el río Medione -antiguo Selinus- y el Gorgo Crotone, condicionaba que la
ciudad se dividiera en dos grandes zonas, la noroccidental y la suroriental,
que se estructuraron según los mismos principios urbanísticos (Mayer, 1998: 106),
quedando al sur la acrópolis amurallada. Según cálculos demográficos, la ciudad
podría haber alcanzado la cifra de 80.000 habitantes (http://www.selinunteservice.com/parco_inglese.htm), o incluso 200.000 (http://www.selinunteservice.com/parco.htm), cifra que personalmente considero exagerada, pero que implica una compleja organización para el funcionamiento de la vida urbana, por lo que es comprensible la gran extensión que tiene el yacimiento, que se convierte en uno de los más extensos de Italia.
En un primer momento, comprendido entre el 650 y
el 600 a.C., las primeras evidencias eran eminentemente domésticas y
religiosas; las primeras halladas entre la colina de Manuzza y la acrópolis, y
aunque las excavaciones han sido parciales, son muy similares a las halladas en
Mégara Hiblea, de unos dos metros de alto y alineadas perpendicularmente a las
manzanas, además de abiertas a un patio hacia el sur. En una segunda etapa
comprendida entre el 600 y el 550 a.C. se levanta en piedra el templo a Deméter
Malóforos, y a unos 300 metros al NE del templo de Deméter se levantó el
llamado Templo M, fechado hacia el 560 a.C. Un tercer periodo se establece
entre los años 550 y 500 a.C., momento en el que empieza a construirse la
muralla de la ciudad, que seguía el lecho del río Cotone a una distancia de
entre 30 y 100 metros. La cara interna fue construida con bloques de pequeños
tamaño, y un camino pavimentado de 6,5 metros de ancho conectaba el interior de
la muralla. Solo dos accesos fueron descubiertos por las excavaciones: dos
torres semicirculares flanquedas por puertas dobles. Por último, la etapa entre
el 500 y el 450 a.C. se caracteriza por la construcción de dos templos muy
similares a los construidos en los siglos anteriores en la acrópolis, el Templo
A y el Templo O. Por su parte, el Templo E empezó a tomar forma en la colina de
Marinella. (De Angelis, 2003: 128-138).
Las manzanas del entramado urbano
tienen planta rectangular, teniendo una anchura media de 32,8 metros, que
equivalen a 100 pies dóricos; unidas entre sí mediante calles pavimentadas de
dimensiones ligeramente superiores que las calles del plano urbano griego
normal. De esta manera, el espacio fue poco a poco ocupado por edificios de
cada vez mayor monumentalidad, sobre todo a partir del s. VI, especialmente
visible en el área sagrada de la acrópolis y en el ágora de planta trapezoidal
aún no identificada (Domínguez Monedero, 2006: 303).
Se presupone que el ágora copiaba
la planta de aquella que vimos la semana pasada en Mégara Hyblea, su polis de
origen, que era de forma trapezoidal para adaptarse a la topografía, pero no se
ha identificado aún su emplazamiento seguro, aunque se presupone entorno a la
colina de la Manuzza.
Las defensas de la ciudad han
sido descubiertas en las últimas décadas de excavaciones, dejando al
descubierto las murallas que “delimitaban el área urbana más baja a lo largo de
los ríos y han inducido a calcular la superficie de la ciudad en unas cien
hectáreas” (Mayer, 1998: 106). La protección de la ciudad habría sido
completada posteriormente por dos cuencas portuarias que ocupaban parte del
valle, pero que debido a los estudios de paleocosta, se ha descubierto están
actualmente bajo la arena. La puerta norte, que discurría N-S hasta la
acrópolis, es la mejor conservada.
Respecto a la actividad
religiosa, existían templos tanto urbanos como extraurbanos, que seguían
igualmente la planificación y ordenación del resto de la ciudad. El área sacra
se hallaba dividida en varios recintos sagrados denominados temenoi, destacando el santuario de
Deméter Maloforos, de donde proceden muchos de los datos sobre el arte colonial
griego. Al igual que en los contextos funerarios, la cerámica hallada en este
recinto es corintia al principio, siendo paulatinamente sustituida por la
cerámica ática en el segundo cuarto del s. VI, aunque también hay hallazgos de
otros materiales orientales (espartanos, rodios e incluso un vaso
orientalizante fechado en el s. VII a.C., de los primeros momentos de la
ciudad).
En el 409 a.C., sin embargo, la
ciudad sufrió un duro revés debido al asedio cartaginés propiciado por la
enemistad de Selinunte con Segesta, que pidió ayuda a los púnicos contra su
rival. Tras un duro asedio, la ciudad es destrozada y sus habitantes masacrados
y expulsados, aunque en el 408 a.C. es reocupada por Hermócrates de Siracusa,
dotando a la ciudad de nuevas defensas. Desde entonces se convirtió en un
emplazamiento disputado entre Siracusa y Cartago, lo que propició el refuerzo
del sistema defensivo de la ciudad, compuesto por un sistema de fosos, caminos
de ronda y una batería de varios pisos defendida por torreones para la
artillería. Un nuevo asentamiento púnico se instaló sobre el antiguo nivel
colonial durante la dominación púnica, hasta que en el 250 a.C. la ciudad fue
abandonada definitivamente en vísperas del estallido de la Primera Guerra
Púnica, trasladándose la población a Lilybaeum
(Mayer y Rodà, 1998: 108).
Bibliografía
-De Angelis, F. (2003): Megara Hyblaia and Selinous : the development of two Greek city-states in archaic Sicily, Oxford: Oxford University School of Archaeology.
-Domínguez Monedero (2006): "Greeks in Sicily", Greek Colonisation. An account of greek colonies and other settlements overseas, vol. 1, pp. 253-259.
-Mayer, M., Rodà, I. coords. (1998): Ciudades Antiguas del Mediterráneo, Barcelona: Lunwerg Editores.
Recursos Web
María Ruiz Vega
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