En entrada de esta semana, como es costumbre, trataré de mostrar la economía e importancia de Seliunte, ciudad que destacó especialmente al ser una de las primeras colonias en iniciar su propia emisión monetaria, también se intentará mostrar si estas famosas monedas de plata son el gran ejemplo de su peso comercial o si bien la arqueología puede mostrarnos más y mayores evidenicas. En este caso seguiré la linea de investigación de De Angelis abierta en Megara Hyblea y que continuó en Seliunte la cual resulta una de las más innovadoras y basadas en los datos arqueológicos tratando de alejarse de la tendencia historiográfica en las fuentes clásicas.
Una de las fortunas de Seliunte fue la
interesante disponibilidad de materiales de construcción en su territorio, algo que reducía
notablemente los costes de todo tipo de construcción, especialmente las
publicas que exigían materiales de buena calidad en grandes cantidades. En la
actualidad se han identificado hasta cinco canteras en su territorio[1].
Tan solo el mármol debía ser importado, por los estudios materiales sea
determinado que este muy probablemente provenía de la zona del Egeo, de las
canteras de Éfeso o las de Paros. Este empezó a importarse hacia finales del s.
VII a.C. y principios del VI a.C.
Chora de Seliunte según los estudios de De Angelis (De Angelis 2003, 213) |
Se han localizado diversos centros artesanales que demostrarían el potencial económico de Seliunte. Se conocen bastante bien las producciones cerámicas de la colonia la cual se iniciaría hacia el ultimo cuarto del siglo VII a.C. Estas destacan por su colores amarillentos, crema y verdosos, produciéndose una gran variedad piezas cerámicas, terracotas y estatuillas. Todas estas de buena calidad tanto cerámica como artista (muchas se decoraban) aunque destinadas a abastecer el consumo local y de su área de influencia (De Angelis 2003, 184).
También se denota una notable producción
metalúrgica local que, según De Angelis, denotarían un claro ejemplo de la
participación comercial de Seliunte más allá de su área de influencia,
alcanzando los intercambios comerciales Centro-mediterráneos. El material más
trabajado sin lugar a dudas es el bronce, utilizado para estatuillas, vajilla,
fíbulas, joyería, armas y herramientas. El hierro también fue muy utilizado
aunque muy especializado en armas y herramientas. Cobre y oro también se
utilizaron aunquecon menor frecuencia.
Pero sin lugar a dudas el material que más
interés y debates académicos ha generado es la plata, fue utilizada para
joyería pero será su uso en monedas el que genera más interés ya que Seliunte
es, junto a Himeria, la ciudad que adopta más tempranamente el sistema
monetario en toda Sicilia y la Magna Grecia[2].
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Didracma (8,56 g) de Selinunte, datada hacia los años 530-500 a.C. |
Incluso la fecha es muy discutida, mientras que algunos autores como Milne la sitúan alrededor del año 600, últimamente se cree que la fecha debe rondar el 550-530 a.C. aunque De Angelis ya advierte de que no hay suficientes evidencias y ni si quiera se ha profundizado en el estudio de las monedas de Seliunte lo suficiente como para indicar una fecha tan definitiva. De hecho llega a cuestionar también parte de las teorías sobre el objetivo de la acuñación salentina, aunque la teoría de que era para poder efectuar pagos de grandes importaciones el caso de Seliunte se enfoca bastante en que fue para la importación de materiales para la construcción de los templos, pero De Angelis afirma con gran acierto que debió ser un contexto económico mucho mayor y más allá que la simple construcción de unos templos (De Angelis 2003, 158).
Dunbabin, siguiendo la línea más clásica y
filológica cree que la primigenia adopción de Seliunte del sistema monetario se
debe al fácil acceso por proximidad de las colonias occidentales a la plata
sur-ibérica que recorría las rutas comerciales del Occidente Mediterraneo y,
por lo tanto teniendo acceso a grandes cantidades de plata de bajo coste traída
por los fenicios. Sin embargo, a pesar de que se ha confirmado el origen ibérico
de la plata a través de diferentes análisis, esta teoría se ha abandonado con
el tiempo por la falta de evidencias arqueológicas y sobre todo por la falta de
justificaciones lógicas para el uso de la moneda a nivel económico.
La propia iconografía de las monedas ha sido
interpretada como una evidencia iconográfica de la económica local. La hoja de
apio es interpretada no solo por la abundancia de este en la región, sino
porque probablemente también ejerció un importante papel dentro de las
producciones agropecuarias y los intercambios comerciales (misma interpretación
dada a las espigas en algunas monedas sicilianas, diciéndose que no es más que
un reflejo de la anterior gran moneda de intercambio antes de las acuñaciones),
aunque en el caso del apio probablemente fue por su relevancia en las
plantaciones y en el paisaje local. Los bueyes no solo han sido interpretados
como la fuerza de trabajo e importancia de las actividades agropecuarias (De
Angelis además resalta que el paisaje de Seliunte era perfecto para el
mantenimiento de estos animales[3])
sino también como motor y fuerza de trabajo destacable en las construcciones de
los templos (De Angelis, 2003: 185-187).
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La abundancia de cerámica y objetos no solo
corintios y áticos, sino también de otras regiones de la Grecia Occidental
además de notables restos etruscos (especialmente metálicos) y algunos fénicos (muy
por debajo de los etruscos) sitúan a Seliunte como un puerto de referencia y
con el que probablemente salía rentable comerciar, algo que la riqueza material
desvelada por la arqueología en la ciudad y necrópolis confirma (De Angelis,
2003: 189-191). Además las monedas salentinas se han encontrado más allá de los
puertos sicilianos, alcanzando polis tan destacables como Tarento, Metaponto,
Kaulonia, Krotona y Terina, y, sorprendentemente en varios tesoros en Iberia
(Dunbabin 1968: 326), confirmándose así un participación activa de las
mercaderías y productos salentinos por las redes comerciales griegas.
Igualmente, la artesanía local no se benefició
solo del comercio marino, de hecho, se han encontrado numerosos restos
cerámicos de Seliunte en diferentes partes de la isla y en zonas y necrópolis
de nativos sicilianos.
Seliunte, en definitiva, fue una ciudad con
una gran riqueza agropecuaria que destacó por su diversas variedades de trigo,
sin embargo la riqueza de la ciudad no provino solo por la oferta de este en el
mercado como algunos académicos como Dunbabin solían defender (Dunbabin 1986:
221). Con la arqueología se ha desvelado un gran potencial artesanal, la
función de la ciudad como nodo comercial y la destacable presencia de las
mercancías salentinas en los puertos griegos en occidente y a través de las
redes comerciales occidentales, una actividad comercial que sin duda alguna
repercutió en un aumento de la riqueza de la colonia. Esta destacable presencia
comercial ha iniciado un interesante debate respecto a cuan activa fue Seliunte
en este comercio, llegando a teorizarse la existencia de unos mercaderes
intermediarios los fenicios y sus enclaves comerciales y la Magna Grecia,
llevando a los puertos coloniales griegos mercaderías de occidente; una teoría
que aunque discutida, el mismo De Angeli afirma que tampoco se puede rechazar
por completo aunque, sin duda alguna, son necesarios más estudios e
investigaciones para comprender por completo el origen de la riqueza de
Seliunte.
[1] La cantera de la llanura de
Manuzza, la cueva de Barone (a 4km de Baglio Cusa), La Roca (o cueva) de Cusa
(al sur de Campobello de Mazzara), la Cueva de Belice y Misilbesi, siendo esta
ultima la más apreciada, utilizándose para metopas y esculturas. DE ANGELIS
(2003): 183-184.
[2] Moneda de plata de unos 4,15 gramos.
[3] DE ANGELIS (2003):186-187
Bibliografía:
-DE ANGELIS, F. (2003): Megara Hyblaia and Selinous. The Development of Two City-States in Archaic Sicily. Oxford University School of Archaeology, Monograph 55, Oxford.
-DOMINGUEZ-MONEDERO, A. (2006): "Greeks in Sicily", en G.R. Tsetskhladze (ed.) Greek Colonisation. An Account of Greek Colonies and Other Settlements Overseas. Vol. I. Leiden. 253-357.
-DUNDABIN, T.J. (1968): The Western Greeks: The history of Sicily and South Italy from foundational of the Greek colonies to 480 B.C, Oxford Universiy Press, Oxford.
Carlos Palacín Copado
Carlos Palacín Copado
Si tengo que poner un adjetivo a este artículo es PRECISO. Y añadiría CLARO y CONCISO. Muy bien explicado, fácil de leer y de un tema no muy tratado, que al final del mismo, deja abierta la puerta a la investigación. Hace que apetezca averiguar más sobre el tema. Me ha gustado mucho.
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