domingo, 6 de noviembre de 2016

El recinto sagrado de Posidonia: la ciudad el sur de Pompeya.

En entradas anteriores hemos hablado de templos que no han sobrevivido por completo al paso del tiempo. Pero, parece ser que Posidonia a pesar de haber sido una población azarosa tal y como comenta Solino (III d.C), ha conseguido mantener en pie y grandiosamente bien conservados sus templos, donde el lapso temporal ha buscado hacer mella (Revista de Arqueología 1984: 13). Así, con esta entrada, podremos comentar los diferentes templos del recinto sagrado de la antigua Posidonia, analizándolos de forma mucho más precisa, al contrario del templo de Tarento, del que debíamos hablar bastante menos debido a sus escasos restos.
Esta colonia llamada así en honor del dios del mar Poseidón, gracias a la poca influencia etrusca en los territorios vecinos y a la destrucción de Syris, Posidonia consolido su hegemonía en la zona, pero fue más tardíamente, a consecuencia de la destrucción de Sibaris cuando Posidonia obtuvo su máximo esplendor, con la llegada de los fugitivos de la ciudad de Sibaris. Será en este momento de fulgor cuando se erijan los tres grandes templos que vamos a comentar y que ya decimos desde ahora han sufrido variaciones constantes en cuanto a su verdadera denominación. Pero finalmente se ha llegado a una conclusión respecto a ello (DIMA. F 1974: 15-17), de modo que encontramos una basílica que es un templo en honor a Hera, junto a otros dos templos, uno dedicado a Atenea (antes dedicado a Ceres) y un último, excelentemente conservado, con advocación a Hera, pero que hoy en día se sigue llamando templo de Poseidón. (Revista de Arqueología 1984: 13-14)
Todas estas ruinas arqueológicas se encuentran en un lugar llamado Pesto, habiendo sido investigadas desde el siglo XVIII por Felice Gazzola y Francesco Sabatini. Este recinto se eucuentra amurallado, albergando en su interior los tres templos que vamos a conocer. Como este blog trata sobre temas relacionados a la colonización griega no vamos a hablar de elementos romanos, pero creo es interesante saber que no solo son restos griegos los conservados en el interior de este amurallamiento. De este modo encontramos en la zona central restos de un Foro romano, lugar que en el pasado albergó el Ágora griego, hallando más al norte de este los restos de un pequeño templo romano datado alrededor del 200 a.C.
Zona Arqueológica de Paestum

Comencemos ahora a conocer los tres templos de este recinto. El primero de ellos es el de Hera, el más primigenio (VI a.C) y que anteriormente era conocido como basílica. Franco Dima argumenta que los primero estudiosos y arqueólogos argumentaban que parecía más un edificio civil que uno sagrado, creyendo que era destinado a la reunión de ciudadanos. Este, hoy ya definido como un templo, presenta 9 columnas en los lados cortos (24,25 m) y 18 en los largos (54, 30 m). La cella o naos a la que se accede a través del pronaos, esta comunicada a su vez con adyton. Dentro del cuerpo central, nos hayamos con una división en dos partes provocada por siete columnas dispuestas en el centro del recinto, de las cuales solo tres permanecen en su lugar de origen. (DIMA. D 1974: 15) Se puede observar el carácter arcaico de este edificio solo con fijarnos en lo abultado del fuste de las columnas.
Su entablamento está compuesto por un arquitrabe liso, seguido de un friso con triglifos y metopas y finalmente de un frontón triangular del que no se conserva nada. En este recinto es curioso que se han encontrado restos de policromía, lo que nos hace pensar que el mármol travertino estaría decorado con estuco y posteriormente sería policromado, unido a la típica decoración de acróteras en los vértices del edificio.


El siguiente templo que nos encontramos es el conocido como Athenaion, o templo de Atenea, anteriormente conocido como de Ceres. Esta arquitectura corresponde al orden dórico del periodo arcaico, habiendo sido construido hacia el 500 a.C.  Es un templo hexástilo períptero (14,54 x 32,88) que representa el canon que posteriormente tomaran todos los templos griegos. La obra, construida en piedra local tiene una planta un tanto particular, construido sobre un crepidoma de 3 escalones, parece dar paso al primer cuerpo del templo o pronaos que parece elevar lo que sería la cella. Una vez dentro de esta, no habría como el templo de Hera una división interior, ni tampoco ni en este ni en el anterior encontraríamos opistodomos.  En cuanto a su fachada los restos arqueológicos conservados son escasos, permitiendo solo ver una parte del tímpano triangular que es sostenido por un arquitrabe liso y por triglifos y metopas que es posible que estuvieran decorados e incluso policromados. Según Dima la obra durante los primeros años del cristianismo sufrió modificaciones con el fin de que se utilizara para el culto de la nueva religión. Esta obra sin duda representa el periodo de transición hacia la plena madurez de los esquemas clásicos griegos. (DIMA. F 1974: 16)





El último de los templos que conoceremos es el Poseidón, siendo ciertamente su verdadera advocación a Hera, reina de los dioses y diosa del matrimonio. Esta obra realizada a mediados del siglo V a.C es el mejor conservado de todos los del recinto. Este ha sido construido con sillería isódoma sin argamasa, sobre un estereóbato, siendo el estilobato el último de ellos y donde nacen las columnas de orden dórico que sustentan el templo. Este templo es hexástilo y períptero con una longitud de 24, 30 x 59,92 metros. Las columnas que sostienen el templo son delgadas y altas, y mantienen una distancia de 2, 40 metros entre ellas. En la creación es complicado percibir las nuevas cuestiones relacionadas con la perspectiva que los templos clásicos comienzan a tomar, siendo un ejemplo de ello el Partenón de Atenas. En cuanto al interior este tiene un espacio tripartito con pronaos, cella (dividida en tres) y opistodomos, siendo este el sistema más regulado conforme pasa el tiempo. No olvidemos la fachada, que está formada por los elementos ya comentados posteriormente (arquitrabe, friso y cornisa con tímpano). Esta obra siendo la mejor conservada, ofrece razones suficientes a los historiadores del arte y arqueólogos un perfecto testimonio de la vibrante madurez de la arquitectura del dórico. Vemos con ellos desde el primer templo visto hasta este tercero, una progresión evolutiva en cuando a estructuras arquitectónicas. (DIMA. F 1974: 16-17)





Como final es necesario mencionar que la arquitectura no es la única de las artes plástica que nos proporcionan un rico acervo sobre el pasado de la actual Paestum. Fueron los lucanos los que nos permiten hoy en día deleitarnos con las maravillosas pinturas de sus tumbas, las cuales datan del siglo IV a.C y que nos ofrecen un excelente campo de estudio para el análisis de la sociedad lucana y su rica ideología funeraria. (VV.AA 1995: 49-56)
Bibliografía:
  • ·         VV. AA, Mujer e ideología funeraria: las pinturas de Paestum, Ediciones clásica, Madrid, 1995.
  • ·         DIMA. F, Paestum, guida pratica, Studio editoriale Palladio, Firenze, 1974.
  • ·         “Paestum y Velia”, Separata Revista de Arqueología, nº 36, p 12-14, 1984.


             Alejandro Sastre Laso

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