Como mi compañera Cristina Rubio
ha tratado la fundación griega de Naxos en Sicilia, se procederá ahora a
exponer la realidad arqueológica de la colonia, que tal y como afirma Domínguez
Monedero, es la que debe dilucidar la realidad colonial de la ciudad (Domínguez
Monedero 1989: 105). Recurrir a los textos es de gran ayuda en el conocimiento
de la realidad histórica, y es Tucídides quien nos habla sobre la ciudad, pero
la investigación arqueológica debe tener cuidado de no caer en la Arqueología
Filológica a la hora de interpretar los restos de Naxos.
La ciudad de Naxos se sitúa en la
costa este de la isla de Sicilia, a unos 50 km al sur del estrecho de Mesina, en
un promontorio cerca de la desembocadura del río Acesines y en el entorno del
Monte Etna. Es, por lo tanto, una zona estratégica y volcánica, aunque
susceptible de fenómenos sísmicos. Según John Boardman (1983: 177) el
asentamiento griego desplazó un establecimiento preexistente indígena; lo que
evidencia que es una zona, sobre todo desde el punto de vista estratégico, muy
importante y con acceso a recursos que aseguran su supervivencia. Sin embargo,
el territorio que controlaba Naxos no era muy extenso, de manera que su
importancia recaía en el control del punto de comunicaciones marítimas que
conectaba el este de Sicilia y que permitía el paso por el estrecho de Mesina
hacia la costa occidental italiana (Domínguez Monedero, 2006: 256).
Respecto a los hallazgos
arqueológicos, se han determinado dos capas urbanas superpuestas, la primera
datable entre mediados del siglo VII y finales del VI; y la segunda, ya de
plano ortogonal, fechada en el s. V.
El primer asentamiento colonial
ocupaba un pequeño espacio, y se situó cerca de la bahía, reaprovechando parte
de las defensas de época indígena. Se conservan algunas casas de la época más
temprana, de planta cuadrangular, con unas dimensiones de 4 x 4 metros, con una
estancia única y concentradas en el NE de la meseta. Gracias a estas
estructuras, se ha calculado que en la fase inicial la ciudad tendría unas 10
ha de extensión. A lo largo del siglo VII la ciudad creció, alcanzando su
máximo expansión, y comenzó a organizarse siguiendo un plano regular, alrededor
de una serie de ejes principales quizá divididos en función de la procedencia
(Domínguez Monedero, 2006: 258). Estas áreas diferenciadas de la ciudad
confluían en el centro en una vía pública de mayor extensión, unos 5 metros,
que conducía al hinterland. Las excavaciones
de los años 60 sacaron a la luz estos descubrimientos, permitiendo constatar el
trazado de las calles y las casas, así como identificar la existencia de una
zona sagrada y otra de necrópolis. Las investigaciones en esta última zona sólo
han podido datar una pequeña parte de las tumbas de la primera generación de
colonos, aunque es sorprendente la presencia de mujeres indígenas asociadas a
estos enterramientos tempranos (Domínguez Monedero, 2006: 259).
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Imagen 2. Situación de la ciudad de Naxos respecto a la topografía costera. Fuente: http://www.lasicilia.es/giardini_naxos |
El área sacra se encontraba en la
zona periurbana de la ciudad, y las murallas del siglo VI que marcaban el
límite del asentamiento. En el siglo V, probablemente debido a una refundación,
la ciudad se reconstruye, organizando la disposición en forma de rejilla y con
una sola orientación. Son tres calles, plateai,
que discurren de este a oeste las que organizan el espacio, que a su vez son
cortadas por otras calles secundarias que discurren de norte a sur. También se
ha propuesto que la ciudad se dividiera en barrios, estando la zona comercial
más al norte, con casas y pequeñas tiendas, conectando esta área con el puerto
y el hinterland. Las excavaciones del
2006 localizaron el ágora, hacia el SO de la ciudad.
Sin embargo, el desarrollo de la
ciudad se vio truncado por diversos acontecimientos históricos: a principios
del s. V fue conquistada por Hipócrates de Gela, que sometió la ciudad. Durante
la Guerra del Peloponeso, Naxos se alió con los atenienses, lo que provocó el
enfrentamiento con Siracusa, quien, al mando de Dionisio I, tomó la ciudad, convirtió
a sus habitantes en esclavos y entregó la ciudad a los sículos. De esta manera,
los nuevos dueños del territorio decidieron realizar una nueva fundación, que tomaría
el nombre de Tauromenium. En las laderas del monte Tauro, Andrómaco, padre de
Timeo, estableció una ciudad donde confluyeron algunos de los antiguos
habitantes de Naxos, aunque sus principales habitantes eran de origen sículo,
tal y como confirman las necrópolis. Tauromenium permaneció en la órbita de
Siracusa hasta la conqsuita romana en tiempos de Augusto (Mayer y Rodà, 1998: 118).
Bibliografía
-Boardman, J. (1983): Los griegos en ultramar: comercio y expansión colonial antes de la era clásica,Madrid: Alianza Editorial.
-Domínguez Monedero, J.A. (1989) La colonización Griega en Sicilia. Griegos, Indígenas y Púnicos en la Sicilia arcaica: Interacción y Aculturación, vol. I, Oxford.
-Domínguez Monedero (2006): "Greeks in Sicily", Greek Colonisation. An account of greek colonies and other settlements overseas, vol. 1, pp. 253-259,
-Mayer, M., Rodà, I. coords. (1998): Ciudades Antiguas del Mediterráneo, Barcelona: Lunwerg Editores.
Recursos web
http://www.lasicilia.es/giardini_naxos
http://www.parconaxostaormina.it/it/fotogallery
María Ruiz Vega
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