viernes, 18 de noviembre de 2016

Siracusa: los griegos se expanden por Sicilia

A finales del s.VIII a.C. los Baquíadas, familia de la nobleza doria, procedentes de la ciudad griega de Corinto, empiezan a tener un progresivo interés por los territorios de Occidente, debido a la necesidad de resolver la escasez de tierras que estaban sufriendo en su región. De esta forma, empiezan a ejercer una presencia más efectiva en el Mediterráneo Occidental y para solucionar dicho problema una parte de su población se desplaza en busca de lugares más fructíferos. Esto tiene como resultado la fundación de una nueva apoikia en la isla de Sicilia, la cual es Siracusa. A partir del establecimiento de Corinto en esta nueva área, la ciudad experimenta un gran crecimiento económico, además de una generalización de su producción cerámica, hecho que hizo que la cerámica corintia fuera una de las más presentes a lo largo de la isla de Sicilia (Domínguez Monedero 1989: 90).

Siracusa se entiende como una colonia de origen esencialmente agrario, hecho que se reafirma por la fertilidad de su suelo. Estaba destinada al poblamiento, a asimilar un exceso de población en la metrópoli, donde el reparto de la tierra cultivable fue fundamental. Esto queda evidenciado en el hecho de que desde sus inicios se ocupa una extensa superficie, ya que en la tierra es donde reside la fuente de valor para la apoikia, pero también como previsión a un probable crecimiento de la población, y así evitar encontrarse de nuevo con una limitación al acceso a la tierra apta para las prácticas agrarias, como sucedió en su ciudad de origen. El testimonio de Estrabón (VI, 2.4) destaca que por una parte el desarrollo de la ciudad sí que se vio favorecido por la riqueza de sus territorios, pero también por sus condiciones portuarias naturales (Menéndez Varela 2003: 37 - 132).

La apoikia de Siracusa se encuentra ubicada en la costa sureste de Sicilia, en un lugar especialmente óptimo para las actividades marítimas. Era una ciudad fácilmente defendible con un buen suministro de agua proveniente del manantial de Aretusa. La costa se caracteriza por tener abrigos naturales que permitieron el emplazamiento de puertos en el norte y el sur. En el noroeste hay un pequeño golfo que dio lugar al Porto Piccolo (Lakkios), mientras que en el sureste hay una amplia bahía que recibe el nombre de Porto Grande  (Boardman 1975: 181; Menéndez Varela 2003: 36).

Plano esquemático de Siracusa
(Cerchiai et al. 2003: 202)
La localización de la nueva colonia sigue el esquema de la colonización griega que consiste en ubicarse en un primer momento en un área inmediata a la costa, y seguidamente ocupar un espacio en tierra firme. Arqueológicamente, se ha podido conocer que Siracusa desde su fundación tiene una clara tendencia a llevar a cabo relaciones con el interior al encontrarse en el cruce de dos vías de comunicación. Las primeras evidencias de la ciudad griega se hallaron en la península de Ortigia, de esta forma se ha establecido que en los primeros momentos de la fundación los colonos griegos se extendieron por esta área. Asimismo, gracias a los hallazgos de casas, datadas en el s.VIII a.C. en la región de Acradina, se ha afirmado que el territorio siracusano desde sus inicios no solo se extendió por la costa, sino también por el territorio colindante de Ortigia en tierra firme. Además, se extendió de este a oeste desde la zona de Tyche hasta el rio Ciane y del área pantanosa de Lysimeleia al suroeste. Por su parte, las fuentes clásicas, también, hacen referencia a las dimensiones de la colonia. La descripción más gráfica es la aportada por Cicerón, el cual fue cuestor en Sicilia, hecho que le permitió pasar tiempo allí, y bajo su punto de vista Siracusa era la ciudad griega más grande de la isla y su superficie parecía “cuatro ciudades” en una. Las “cuatro ciudades” a las que hace referencia son los núcleos urbanos de Ortigia, Acradina, Tycle y Neápolis  (Cerchiai 2004: 205 - 206; Domínguez Monedero 1989: 180 – 181; Menéndez Varela 2003: 36).

Por otro lado, todas las fuentes clásicas  están de acuerdo en que la fundación de la colonia de Siracusa fue dirigida por el oikistes  corintio Arquias, el cual era miembro de la familia de los Baquíadas. El oikistes  emprendió esta expedición con un grupo de colonos procedentes en su mayoría de la aldea de Tenea (Corinto). Además, en los testimonios documentales ha quedado reflejada la visita de Arquias junto a Myskellos (futuro fundador de Crotona) al Oráculo de Delfos, donde fueron en busca de respuestas acerca del territorio que iban a ocupar y conocer que era lo que les esperaba en su nuevo lugar. La Pitia les pregunto qué era lo que ellos deseaban en su nuevo destino a lo que Arquias respondió riqueza, así le ofreció establecerse en tierras sicilianas, concretamente en Siracusa, debido a la gran fertilidad de sus tierras. (Cerchiai 2004: 202; Menéndez Varela 2003: 36 - 37).

Localización de la apoikia de Siracusa
(Cerchiai et al. 2003: 12)
En lo que respecta a la cronología de la fundación de la colonia dórica de Siracusa se han planteados diversas hipótesis, como por ejemplo la de Eusebio, el cual considera, basándose en la tradición que narra la consulta del oráculo de Delfos de ambos fundadores, que su fundación tuvo lugar justo después de la de la colonia de Crotona  (709 -708 a.C.) y que es contemporánea a la de Tarento (706 a.C.). En cambio, Estrabón (VI, 2.4) estimaba que la fundación de Siracusa tuvo lugar en la época en que fueron fundadas Naxos (734 a.C.) y Mégara Hiblea (728 a.C.). En la actualidad,  gracias a los estudios arqueológicos, especialmente, basados en el análisis cerámico, se ha podido acabar con esta controversia y determinar que la fecha de fundación es en el 733 a.C., como afirmaba Tucídides (VI, 3.2), el cual consideraba que los corintios se establecieron un año después de que los eubeos se instalaran en Naxos (734 a.C.) (Boardman 1975: 180; Domínguez Monedero 1989: 180;  Menéndez Varela 2003: 35 - 36).

Habitualmente las colonias griegas se levantan en espacios ocupados por pobladores indígenas, este hecho lo hemos podido ir viendo a lo largo de las entradas anteriores, y Siracusa no es una excepción. A través de las intervenciones arqueológicas en la isla de Ortigia se ha confirmado la presencia de un poblado indígena sículo (indígenas de Sicilia) datado en la primera mitad del s.IX a.C. También, las fuentes clásicas hacen referencia a dichos indígenas, como Estrabón (VI, 2.4), el cual afirmaba que los indígenas habitaban en este lugar debido a la prosperidad de sus tierras (Domínguez Monedero 1989: 183; Menéndez Varela 2003: 37). 

Finalmente, Tucídides (VI, 3.2) alega que la llegada de los colonos corintios a este espacio supuso el desplazamiento de los indígenas a otro lugar, con el fin de controlar el territorio por completo. Realmente, es muy complicado establecer cuáles fueron las relaciones y los vínculos que se establecieron entre los recién llegados y los indígenas, aunque algunos investigadores aluden a que en Siracusa pudieron tener lugar unas relaciones efectivas entre ambos e incluso una coexistencia en la que se fue sustituyendo el elemento indígena por el griego (Domínguez Monedero 1989: 183 - 184; Menéndez Varela 2003: 37).


Bibliografía

Boardman, J. (1975) Los griegos en ultramar: comercio y expansión colonial antes de la era clásica, Madrid.

Cerchiai, L.; Jannelli, L.; Longo, F. (2002) The Greek Cities of Magna Graecia and Sicily, Los Ángeles. 

Domínguez Monedero, J.A. (1989) La colonización Griega en Sicilia. Griegos, Indígenas y Púnicos en la Sicilia arcaica: Interacción y Aculturación, tomo IOxford.

Domínguez Monedero, J.A. (2001) La Polis y la expansión colonial griega (siglos VIII-VI), Madrid.

Menéndez Varela, L.J. (2003) Consideraciones acerca del origen y la naturaleza de la ciudad planificada en las colonias griegas de Occidente,Oxford.

Cristina Rubio Vicens

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